El Nacional

El Nacional

Si alguna calificación hay que emplear para resumir una condición que el vespertino El Nacional ha mantenido durante toda su existencia, esa ha de ser la de “valiente”.

Desde que viera la luz el domingo 11 de septiembre de 1966 hasta nuestros días, ha sido esa característica la que ha identificado la línea de conducta de este vespertino que tiene la misma edad que la democracia dominicana.

El Nacional nació cuando aún corría sangre por las secuelas de la revuelta armada que había estallado el 24 de abril de 1965, que dividió profundamente a la familia dominicana y provocó desquites, represalias y retaliaciones.

Es comprensible que en medio de ese estado de cosas, la objetividad de la información y la verticalidad en la política editorial constituían, para un medio informativo, un atrevimiento con vocación suicida.

En la historia del diarismo dominicano hay que consignar, con ribetes de oro, la valentía que caracterizó a El Nacional cada vez que dijo lo que otros callaban por no atreverse a decirlo.

El régimen que desde agosto del 1966 encarnó el extinto líder político Joaquín Balaguer hizo muchos intentos por callar la voz de un diario que había nacido con el sello de la objetividad, con la valentía de solo temerle a la autocensura y el silencio abundantes entonces.

Superadas las etapas aciagas de nuestro trayecto democrático, El Nacional ha continuado apegado a los intereses más sanos de la República.

II

Hay un puñado de nombres asociados al nacimiento de este vespertino que algunos comenzaron llamando, quizás con desdén, ?el periodiquito de la San Martín?.  Son ellos su fundador, el doctor Rafael Molina Morillo, quien dirige ahora el matutino El Día; como director al fallecido poeta, precursor de la Poesía Sorprendida, Freddy Gatón Arce, y un Consejo de Redacción compuesto por Radhamés Gómez Pekín, que lo encabezaba y que dirige actualmente el diario, y completado por los veteranos periodistas Juan José Ayuso y Francisco Alvarez Castellanos.

Su cuerpo inicial de redactores, fundamentalmente egresados de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y provenientes de otros medios de la época, asumió el reto de predicar la verdad aún al costo del riesgo para la seguridad personal.

Cuarenta años después del inicio de su carrera en el diarismo dominicano, El Nacional mantiene una sólida preferencia entre los lectores, entre los cuales ha ganado respeto y admiración.

En los primeros tiempos, quizás hasta el primer decenio, por razones históricas y políticas harto conocidas, cada día representaba para El Nacional una batalla ganada, un paso de supervivencia. Poco a poco, la consolidación de la democracia fue despejando esos nubarrones.

El Nacional se atribuye ser “La voz de todos”, y el pluralismo de su línea informativa y política editorial le hacen merecedor de esa condición. Congratulaciones a sus principales ejecutivos y al personal que hace posible su salida cada día, especialmente a su propietario José L. Corripio Estrada, a su director Gómez Pepín y a su administrador Juan Carlos Camino.

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