Todos tenemos que estar ojo avizor con relación al tema del narcotráfico
El poder mayor del narcotráfico reside en la capacidad de penetración que, en base a recursos materiales, tiene para mezclarse con actividades comerciales, empresariales, sociales, políticas, religiosas y hasta caritativas como forma de disimular o lavar la imagen de quienes se dedican a esa execrable actividad.
Ninguna institución ni persona está exenta de relacionarse directa o indirectamente con individuos que, amparados en compañías o empresas legales, se desenvuelven sin ninguna traba o inconveniente, proyectando de esa manera un estatus acorde con las normas morales y comerciales que rigen a la sociedad.
Estas consideraciones surgen a propósito del escándalo suscitado con el apresamiento en Miami del diputado por el Partido Revolucionario Moderno (PRM) Miguel Gutiérrez Díaz, acusado por el Gobierno de los Estados Unidos, junto a un hermano y varios allegados, de dedicarse a actividades de narcotráfico.
Las reacciones no se han hecho esperar y como es natural, por la condición de legislador y empresario del apresado, el tema ocupa la atención de la población de donde surgen voces como la de la gobernadora de Santiago, Rosa Santos, quien definió al legislador como una persona humanitaria, amable y preocupada por la gente.
Otros, como el exprocurador de la República en el Gobierno del PLD Francisco Domínguez Brito emplazó al PRM a aclarar sus vínculos con este tipo de personas, en una fallida y poco elegante forma de querer echar leña al fuego olvidando todos los casos que se originaron en los gobiernos de su partido.
En fin, todos, sin excepción, tenemos que estar ojo avizor con relación al tema del narcotráfico, cuidando a la sociedad y a sus instituciones de su peligrosa capacidad de penetración.