El negocio con los bancos

El negocio con los bancos

En el país es evidente cómo ha crecido en los últimos años la presencia de los bancos. Están por doquier.

Ellos han sido capaces de estar presentes en la vida de cada ciudadano.

Sin embargo, esto no puede ser usado como un parámetro indicador de que la gente vive en condiciones económicas buenas.

Lo que pasa es que el dinero en sí mismo se ha convertido en un gran negocio. Hay una cantidad enorme de dinero dedicado sólo a los intereses a través de los financiamientos y préstamos para hipotecas, tarjetas, consumo de bienes y servicios y dinero líquido.

Y en esto hay una gran depredación.

Según los cálculos financieros y económicos, una persona no puede comprometer más del treinta por ciento de todos sus ingresos.

Pero aunque los gerentes y oficiales de la banca tienen acceso al estatus de cada ciudadano a través de la “data de crédito, esta regla no se cumple.

Por ejemplo, una firma bancaria le otorga un préstamo hipotecario a un cliente el cual satura ya su capacidad de pago, empero esa entidad u otras tantas le siguen otorgando facilidades a través de otras modalidades, especialmente las tarjetas de créditos.

Y parece que pocos ciudadanos se dan cuenta que un par de tarjetas saturadas pueden pagar más y salirles más costosas que un préstamo hipotecario millonario. A los bancos no les importa la capacidad o no de pago de la persona ni su tranquilidad emocional. El asunto es conseguir dinero a como dé lugar.

Y cuando el cliente empieza a tener desbalance, en lugar de ayudarle a salir del atolladero, se lo complican más, pues le aumentan el compromiso y el estrés a través de penalizaciones y amenazas procesales.

¿Quién puede controlar esto?

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