El negocio de la droga

El negocio de la droga

Sí, ya apresaron a la señora de 60 años y a su hijo de 30 por supuestamente vender drogas en Manoguayabo. La Policía dice que desde que el video se hizo viral, acudieron de inmediato a la zona y apresaron a los vendedores, incluyendo otros que operaban en el punto. Hasta ahí todo va bien, pero a raíz de este hecho surgen más preguntas que conclusiones por las acostumbradas mañas que usan nuestras autoridades en la ejecución de sus funciones.

Veamos…

¿Puede funcionar un punto de drogas con esa apertura y promoción sin la complicidad de las mismas autoridades? Obviamente que no. Es imposible que se llegue a ese nivel de venta pública y los agentes del orden no sepan del desorden. Además, por lo que se ve en el video, especulo que ya el punto era popular, por lo que sus dueños sabían cómo, cuándo y a quién venderle la mercancía, algo que solo se logra con el contubernio de los armados.

Es menester que la Policía diga ahora ¿por qué ese punto funcionaba con tanta holgura si, se supone, hay patrullaje en la zona? ¿Hay policías involucrados en la distribución? ¿Ese punto pagaba peaje a los de uniforme? Esta no sería la primera vez que policías estén involucrados, no solo en la extorsión, sino en el consumo directo.

Si esa doña era la matriarca de la zona y tenía tanta demanda, ¿por qué en las pruebas no aparece cocaína y crack? Los reportes policiales muestran marihuana, balanza, cuchillo, celulares, relojes y prendas, de seguro como trueque por la droga –los consumidores dan lo que tengan encima de garantía para saciar sus vicios y cuando no tienen nada hacen lo que sea para conseguir dinero, incluyendo robar y matar-. No es posible que se diera ese tumulto en el video solo por un tabaco, entonces… ¿dónde está la droga que falta?

Hace justamente un año que el general Reynoso Robles en Las Matas de Farfán denunció que hay muchos puntos de drogas operados y dirigidos por fiscales y civiles. ¿Qué pasó con eso? Un mes después fue puesto en retiro y todo sigue como lo dejó en la zona, quizás peor.
No olviden el caso del DICAN hace cuatro años donde fue apresado hasta su director por el incauto y posterior venta de 1,200 kilos de drogas que incluía la complicidad de altos oficiales y fiscales adjuntos, toda una cadena corrupta. El senador Wilton Guerrero también denuncia complicidad en los puntos de droga de Baní, por lo que no sorprendería si aparecen sus grises en esta película.

Todavía recuerdo aquella entrevista –no publicada por el medio- que le realicé a un vendedor de drogas, quien confesó todas las marañas que debe ejecutar para mantener su negocio a flote. Mensualmente generaba cerca de medio millón de pesos, con un 40 % gastado en mercancías y un 20 % en peaje. Sí, en peaje a las autoridades que cada semana iban a buscar la mesada.

Su declaración, hace un par de año, daba cuenta de que cada viernes repartía RD$37,000 entre las distintas entidades que están involucradas con el control del delito narcótico, incluyendo policías de patrullaje diario que por las noches iban a buscar “la cena” y si no había efectivo, se llevaban tabacos para revenderlos clandestinamente a los consumidores, claro, con intereses.

La complicidad en el negocio de la droga está en todos los niveles de la pirámide, tanto que el 75 % de las muertes violentas en el país tienen algún vínculo con sustancias prohibidas. Hace seis años la uniformada decomisaba 200 o 300 gramos de cocaína por día, hoy están registrando hasta cinco kilos al mes.

Para poder maniobrar así en los barrios se requiere la complicidad, ya no solo de policías, sino de la misma comunidad. Ante las precarias condiciones en que viven los pobres, los narcos se vuelven caudillos cubriendo los gastos de la comarca. Pagan la caja del muerto, le dan el pasaje al muchacho para su universidad, le compran la leche al recién nacido, le sacan motores fiao a los desempleados para que se ganen la vida y ayudan con recetas a los enfermos. El Estado no cumple su rol y eso es mermelada para el narco poderoso.

¿Cómo lo hacen? La gente avisa a los puntos cuando se “tira” la Dirección Nacional de Control de Drogas, eso si uno de los uniformados no avisa antes por la complicidad antes descrita. Si la cosa se pone difícil para la distribución, le alquilan los hijos a algunas madres para que ellos lleven la droga en las mochilas mientras visten de uniforme escolar.

Hace cinco años se reveló que cerca de 200 mil jóvenes estaban en el consumo y abuso de las drogas, en su mayoría de marihuana, arrancando desde los 12 y 13 años (Consejo Nacional de Drogas), a veces por omisión o complicidad de la propia familia.

El mundo de las drogas no puede verse aislado, funciona de manera integral y es una de las industrias que mejor manejo tiene en cuanto a organización y mercado. No hay forma de que la doña y su hijo operaran ese punto de Manoguayabo por su cuenta, uno o varios le daban protección y no dude usted que hoy el negocio se haya caído porque ya no se aguantaba más el peaje. El problema no es que quiten ese punto, es que de seguro hoy alguien más lo tiene, quizás pagando más para operar sin que lo jodan mucho.

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