El negocio de la salud

El negocio de la salud

Por LEO BEATO
Washington, D.C. ¿Wall Street? ¿Silicon Valley? ¿New York City? Ninguno de esos tres lugares. El motor de la economía estadounidense en estos momentos, además de la venta indiscriminada de armamentos sofisticados (como los vendidos a Irán), es el negocio de los hospitales. A esto hay que añadirle el negocio de las drogas recetadas y la venta de todo lo referente a las enfermedades (sobre todo a las que tienen que ver con los envejecientes que son la mayoría en estos momentos en que los baby boomers, los nacidos inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, están jubilándose).

¿Sorprendente? Cada veinte cuadras en las grandes ciudades nos tropezamos con un hospital o con un conglomerado de consultorios médicos especializados con alguna que otra casa funeraria intercalada. Si a ésto le añadimos el negocio de los emporios farmacéuticos transnacionales descubriremos el secreto que genera tres millones de empleos adicionales por año con un ingreso bruto de más de un trillón de dólares anuales (tres mil millones de millones de dólares al año).

¿Será eso que el presidente George Bush fue a venderle a los países latinoamericanos?

El negocio más grande del mundo es el de la venta de armamentos, el segundo es el del narcotráfico y el tercero es el del otro narcotráfico: la venta de las drogas recetadas.

El negocio de los bienes raíces, en estos momentos en una etapa recesiva después de una etapa inflacionaria, había representado por lo menos 900,000 nuevos empleos por año desde el 2001. La industria de la informática, tan productiva durante la última década, también ha sido relegada a un segundo plano. El negocio del momento es el de los fármacos a una población en carrera desbocada hacia el envejecimiento prematuro.

La medicina que dá más dividendos de inmediato es la medicina iatrogénica, la que trata las complicaciones por saturación (intoxicación) medicamentosa. Las medicinas terminan enfermando. De ahí la gran necesidad de emplear nuevo personal técnico en todos los hospitales. De hecho existe una enorme deficiencia de enfermeras y de médicos hasta el punto de que se han inventado un nuevo tipo de visa (la H-6) para cubrir ese gran déficit. Steven Altschuler, presidente del hospital infantil de Filadelfia, acaba de añadir 4,000 nuevos puestos de trabajo a su personal a tiempo completo y dice que todavía no da abasto. Ese centro hospitalario acaba de gastarse dos billones de dólares en edificaciones adicionales y planea abrir 3,000 puestos mas durante los próximos cinco años. La Biotech and Health Care de California ha invertido 3 billones de dólares en menos de dos año en investigaciones sobre las células madres troncales, el nuevo paradigma de la salud. Lleva más de diez años en estos experimentos que están revolucionando el negocio de la salud. Estas células troncales tienen la característica que se pueden multiplicar en cualquier órgano del cuerpo humano de acuerdo a las señales recibidas de la corteza cerebral haciendo posible la regeneración de órganos y tejidos celulares sin necesidad de medicamentos adicionales. Ahora que el índice del desempleo apenas sobrepasa el 5% (en comparación con el 8% de Alemania y el 9% de Francia) este renglón del negocio de la salud es el que más ha crecido de manera consistente en los EEUU en los últimos años de acuerdo con la Organización Internacional de Cooperación y Desarrollo. Si éste se estanca automáticamente el desempleo crecerá dos o tres puntos más por encima del que tenemos hoy día. A esto hay que añadir que casi 50 millones de personas en EEUU carecen de seguro médico, convirtiéndose automáticamente en otra fuente potencial de ingresos adicionales. Hipócrates debe de estar revolviéndose en su tumba allá en la isla de Cós. Decía John Maynard Keynes en su día: «En tiempos de recesión los gobiernos deben invertir grandes sumas de dinero para crear nuevas fuentes de trabajo y así estimular el crecimiento económico». Eso es lo que el gobierno estadounidense y las industrias privadas debieran de estar haciendo con la «industria» de la salud en estos días de recesión, en lugar de desangrarse poniendo todos los huevos en la canasta de la guerra de Irak. En otras palabras, que el negocio de la salud (que no debiera de ser ningún negocio) se ha convertido de golpe y porrazo y debido a las circunstancias en el negociazo del siglo 21. Para muestra que nos baste el botón del hospital militar Walter Reid, donde se han estado desperdiciando miles de millones de dólares contratando a compañías privadas conectadas con la Halliburton para mal administrar la recuperación de los soldados heridos en Irak.

El escándalo ha sido tan grande que la inesperada y relampagueante gira de George Bush por Latinoamérica se ha interpretado en esta ciudad como una táctica dilatoria para distraer la atención ya que su índice de aceptación nunca había sido tan bajo y la oposición a su guerra nunca había sido tan alta.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas