El no franco-holandés

El no franco-holandés

JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ ROJAS 
Es un secreto a voces que Europa se debate entre las corrientes liberales y socialistas que cada día enfrentadas observan con gran preocupación cómo la Comunidad Europea de 15 miembros se ha transformado en la Unión Europea con una membresía de 25 países.

 Además, hay cuatro solicitudes adicionales con grandes posibilidades de convertirse en parte de la misma, una de las cuales, Turquía, se ha convertido en la manzana de la discordia, ya que muchos ciudadanos consideran que la parte europea de su territorio es desproporcionadamente muy pequeña con relación a la parte asiática.

La Unión Europea ha elaborado una Constitución que deberá, para su adopción, lograr la aprobación de los 25 países miembros. Hace unos meses España realizó su referéndum y el gobierno de Zapatero logró que los españoles votaran por el SI.

Caso contrario ha sido el de Francia y de Holanda. El 29 de mayo, los franceses votaron un rotundo NO (55%), contra el gobierno del presidente Jacques Chirac, quien tuvo que capear la difícil situación que le vino encima, al renunciar su primer Ministro Jean Pierre Raffarin, debiendo nombrar a Dominique de Villepin como su sucesor y a Nicolás Sarkozy, otro de sus delfines, como ministro de lo Interior. Asimismo, el pueblo francés pedía la disolución de la Asamblea Nacional y la propia dimisión del presidente Chirac, algo que no sucedió por la habilidad de este avezado político. Los Países Bajos (Holanda) han sido todavía mas drásticos; debido a circunstancias similares a las de Francia, el pueblo holandés se volcó masivamente en las urnas y votó en un 62% por el NO.

En Francia, en donde los empleados y los obreros representan alrededor del 60% de la población activa, la disminución acelerada de sus entradas económicas ha hecho que las protestas se incrementen por doquier en vista del aumento del desempleo y los retiros con derecho a pensión. Como consecuencia del aumento de las desigualdades y la inseguridad social, el sueño del expresidente Valery Giscard D’Estaig, de que Francia se convirtiera en una gran masa de clase media, se vino abajo y debe seguir afrontando la falta de aumentar su rentabilidad y por ende de su competitividad, en un mundo donde el surgimiento de China ha hecho tambalear muchas economías de países altamente desarrollados, y ya se habla con abierta franqueza del peligro chino. Francia confronta otro elemento de alta peligrosidad y es la desigualdad entre los salarios del promedio de la población, de una parte, y los beneficios de las grandes empresas que pagan elevados sueldos a la clase dirigencial, de la otra parte. Esta brecha ha sido uno de los detonantes para producir este rotundo NO.

Algo que está preocupando altamente a la Unión Europea es la inestabilidad de su moneda. El euro, que había mantenido una tasa ascendente frente al dólar, ha entrado en una regresión peligrosa frente a la moneda norteamericana, al extremo que Italia, en cuya capital Roma se inició el tratado estratégico de la Comunidad Europea en 1958, ha manifestado su intención de volver a utilizar la lira como moneda oficial.

De su parte, el Reino Unido, que debía realizar en estos días su referéndum sobre la Constitución Europea, ha decidido, en vista de estas derrotas, aplazar la convocatoria del referéndum. Además, este país ha rehusado abiertamente en varias ocasiones adoptar el euro para reemplazar la libra esterlina, que se cotiza en razón de casi dos dólares por libra.

El problema que actualmente preocupa a Europa es que la inversión extranjera se ha convertido en un bumerang, ya que con su carácter nómada, invierte en un país y después, cuando no obtiene los beneficios esperados u ofrecidos, se aleja y cierra las fábricas y deja a los trabajadores abandonados a su suerte.

Con todos estos problemas y teniendo que ser aprobada la Constitución Europea a unanimidad de todos sus miembros, el Parlamento se apresta, no a redactar una nueva constitución, sino a revisar y redactar los artículos controversiales, para limar asperezas y redondear las aristas que mantienen enfrentados a los liberarles y socialistas.

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