El nuevo Boca de Cachón

El nuevo Boca  de Cachón

Alegra saber que el Presidente Danilo Medina ha emprendido el rescate humanitario de empobrecidas comunidades expuestas a desastres naturales, y que ha empezado por Boca de Cachón, que junto a El Limón, Cristóbal y Batey 8 conforman el municipio de Jimaní, capital de Independencia, provincia sureña limítrofe con Haití.

De aquella aldea fantasma llamada Boca de Cachón, de famélicas familias, arrabalizada, letrinizada, de laboriosos hombres, mujeres y niños harapientos y descalzos, centro de mi primer reportaje periodístico al empezar la carrera en El Caribe de 1973, virtualmente nada queda.
Medina y el Ministro Administrativo José Ramón Peralta la han transformado en un pueblo “verde”, la primera villa dominicana construida conforme a las recomendaciones del Protocolo de Kyoto, según el cual quedará rodeado de bosques, una arboleda circundante al perímetro que filtrará la contaminación sónica y las emanaciones de C02 provenientes de vehículos. Un edén central y cuatro jardines temáticos aludirán los distintos ecosistemas nacionales.

Aquí no hubo razones demagógicas para la reubicación habitacional de las 546 familias de Boca de Cachón, sino que predominó el sentido común gubernamental para auxiliar a una población cuya existencia peligraba debido a la constante crecida del Lago Enriquillo. Elevada ahora hasta a 50 metros encima del nivel del mar, la población queda resguardada de las acrecidas del pantano.

Inversión: US$24.4 millones; viviendas de 72.24 m2, incluyendo para discapacitados, tres habitaciones techadas de aluzinc insolado, que aísla el calor y garantiza agradables temperaturas.

Dotada de estación policial, bomberos, clínica, asilo, Cruz Roja, Juzgado de Paz, funeraria, cementerio, escuela de tanda extendida, estancia infantil, biblioteca e internet, cualquiera se muda para Boca de Cachón.

Pero hay que cuidarla de la depredación de lugareños y vecinos. Dentro de una generación se sabrá si tal esfuerzo vale la pena.

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