El nuevo jefe del PRD

El nuevo jefe del PRD

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
La reunión, que la pasada semana organizara el expresidente Mejía en su residencia veraniega de Sainaguá, en donde atrajo a casi todos los legisladores perredeístas, seguidores de su tendencia, así como a representativos del partido de todo el país, revela a las claras un objetivo de buscar por todas las formas que el PRD quede en sus manos o de sus acólitos más conspicuos, así como mantener su espíritu clásico de confrontación.

Indudablemente, el plan es sacar del PRD para siempre al licenciado De Camps y a sus seguidores, devorando a la organización como lo hizo en las elecciones pasadas, cuando en una candidatura a reelegirse, comprada con el dinero del pueblo, ahogó a los demás aspirantes perredeístas y llevó al partido a un matadero electoral, pues en mayo 16, el pueblo manifestó su profundo repudio a un mal presidente, y peor gobierno, que elevó los índices de pobreza como nunca antes, mantuvo la inflación de doble dígito, y por encima del 40%, como una constante para la ruina nacional y sumergió al país en un endeudamiento externo de difícil amortización.

Ahora, el expresidente Mejía, en previsión a la proyectada convención del PRD para marzo del próximo año, comienza a calentar los motores del reavivamiento de afectos afianzando adhesiones, que como aquellos padrinos de la mafia, sabe recordarle a sus seguidores los favores recibidos, y más cuando esos cariños fluían de las arcas nacionales con amplia generosidad.

Parecería una locura decir que el PRD está en el umbral de una recuperación para el futuro, pero es así, siempre y cuando su añosa dirigencia haga caso de los resultados de la encuesta, que como un secreto, quiso mantenerse fuera del alcance de la opinión pública, hasta que finalmente se dio a conocer para confirmar lo que todo el mundo suponía, de que las bases blancas, no quieren a un directiva envejecida por los años de militancia, conservando sus sinecuras políticas, que en los gobiernos de su partido, le han reportado grandes satisfacciones de encunbramiento social.

Pero ocurre que ahora mismo el PLD disfruta de un gran momento político cuando todavía disfrutan de las simpatías de la gente; más que hay satisfacciones cuando la tasa de cambio ha descendido a niveles aceptables, los combustibles se mantienen descendiendo de precios y ya se ve un reordamiento de la administración pública, lo cual le facilitaría ser un fuerte competidor para las elecciones del 2006, cuando a toda costa deberán aumentar sustancialmente su cuota legislativa y la municipal. Eso ocurriría sino se alocan como en 1998, ocasión que fueron repudiados ferozmente por una población que le sacó en cara su comesolismo.

El grupo del expresidente Mejía, seguro que ha visualizado la situación, que aparte de buscar protección en previsión de alguna persecución judicial, aglutinaría en torno a su liderazgo maltrecho, ya que en sus cuatro años de gobierno, fue saturado por la compra de conciencias en base a cariñosos regalos. Ahora quieran cobrar los favores recibidos, para que el PRD se convierta en un arma política de gran poder frente a un PLD que debe concentrarse, no solo en el buen gobernar, como parece que lo está haciendo, sino prever que sus opositores están al acecho para desmeritar sus esfuerzos. Pero el factor humano de ser dominicanos, con sus grandes debilidades por un rápido ascenso social, lo podría hacer sucumbir, mientras que las fuerzas de la oposición están alertas, se reaviven y se eleven en el sentir popular, a sabiendas que el pueblo sabe que como quiera van a engañarlos.

El PRD, con sus grandes defectos, y más que en la oposición son muy buenos para organizar protestas, pero que no saben gobernar, podría reagruparse, dejando el síndrome de la derrota pasada, para prepararse bajo un nuevo liderazgo del expresidente Mejía. Algunos de sus compañeros de partido lo ven surgiendo como el futuro presidente del PRD, desde donde estaría en condiciones de negociar cualquier tentativa del gobierno del PLD de perseguirlo a él o alguno de sus más señeros funcionarios de su desacreditado gobierno, ya que muchos de ellos tienen la soga a rastro.

Al licenciado De Camps se le está haciendo tarde para recuperar al PRD, y al perder tiempo en sus constantes denuncias y no realizar un trabajo a fondo, solo se ve rodeado de sus leales partidarios, que lo sostienen como una reserva blanca, pero conociendo las travesuras de que son capaces sus adversarios de partido, recuérdese el apagón en el Congreso cuando la elección de Pacheco, no ha podido aglutinar una acción que lo lleve a recuperar el mando perdido y con las bases del partido decididas a desterrar la reelección y que el presidente del partido no sea aspirante presidencial.

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