Nueva York. EFE. Una década después de que Al Qaeda obligara a rebautizar el sur de Manhattan como zona cero tras los ataques del 11S, las obras del nuevo World Trade Center siguen imparables y la llamada Torre de la Libertad se asoma a la silueta de Nueva York para ocupar el lugar que dejaron las Torres Gemelas. Teníamos que llenar el agujero que nos dejaron en la silueta de la ciudad y el nuevo One World Trade Center ya se asoma en el horizonte, afirmó ayer a Efe Kenneth Lewis, jefe del despacho de arquitectos Skidmore, Owings and Merrill que se encarga de las obras de la torre uno del nuevo Centro de Comercio Mundial. El nuevo rascacielos, cuya construcción avanza al ritmo frenético de una planta por semana tras mucho tiempo paralizada por problemas burocráticos y rencillas políticas, es para Lewis y muchos neoyorquinos la mejor respuesta a la amenaza terrorista y está repleto de simbolismos. Entre ellos destacan su altura, de 541 metros, que equivalen a 1.776 pies, el año en que Estados Unidos se independizó del Imperio Británico, y también la azotea, situada a una altura de 417 metros, la misma que tenían las Torres Gemelas. Un nuevo rascacielo en NY.