El ocaso de los dictadores sudamericanos

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MONTEVIDEO (AP) _ La muerte del general chileno Augusto Pinochet, el reciente encarcelamiento del uruguayo Juan María Bordaberry y la prisión domiciliaria del argentino Jorge Videla parecen marcar el ocaso de los líderes de las violentas dictaduras del Cono Sur en los años setenta, cuyas secuelas persisten con juicios y divisiones políticas después de tres décadas.

El dictador general Jorge R. Videla cumple prisión domiciliaria por delitos de violaciones a los derechos humanos durante su dictadura iniciada en 1976 y que formó la primera junta militar. El último de ellos, el general retirado Reinaldo Bignone, también cumple detención domiciliaria. Otros ya fallecieron.  En la Argentina hay actualmente unos 270 militares y policías detenidos y procesados en causas por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura que gobernó desde 1976 hasta 1983. Hay también 73 prófugos de la justicia, con pedidos de arresto.

A partir de que la Corte Suprema de Justicia anuló en 2005 dos leyes exculpatorias de militares represores, se han reactivado centenares de causas en todo el país. Las leyes, aprobadas en 1986 y 1987, habían resultado en el archivo de numerosos procesos.

La muerte de Pinochet, clausura muchas causas de las violaciones a los derechos humanos en Chile, pero en lo que hace a Bordaberry, un dictador con escaso poder y virtualmente subordinado a los uniformados, fue enviado a prisión preventiva en un proceso que involucra cuatro asesinatos especialmente agravados, ocurridos en 1976 en Buenos Aires.

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