El ocaso de los farsantes y un partido al borde de un ataque de nervios

El ocaso de los farsantes y un partido al borde de un ataque de nervios

Ante los claros indicios que se observan por doquier, de que la ciudadanía dominicana se apresta a votar masivamente por Hipólito Mejía y a desalojar del poder a los farsantes que se adueñaron de la cosa pública para desvalijar y endeudar a nuestro país, los estrategas del oficialismo están llegando al colmo del ridículo y la ilegalidad para tratar de evitar lo inevitable: su derrota electoral.

La verdad es que después de ocho años ininterrumpidos de miserias, corrupción y promesas incumplidas, el pueblo no le cree nada a los personeros de un régimen que irrespeta virtualmente todos los valores, sentimientos e intereses legítimos de la población dominicana, en aras de su enriquecimiento y perpetuación. Así, la educación, la salud, la alimentación, el empleo, la justicia, los ayuntamientos, la producción agropecuaria, la industria, la seguridad ciudadana, la independencia de los poderes públicos y el futuro de los dominicanos, han sido todos prostituidos por esta nueva casta de demagogos hábiles que con contadas excepciones no ha hecho más que mentir y envilecer a los dominicanos.

Ahora que se han agotado todos los recursos de persuasión y engaño acerca de las calamidades que están pasando realmente la mayor parte de la población en su gobierno. Ahora que salen a flote algunos de los innumerables desfalcos y actos de corrupción mayores de su partido y su Comité Político, éste se ha dado a la tarea de urdir diariamente una intriga o acusación descabellada.

Para esos fines, no importa la incongruencia de confundir un elogio al presidente Obama por haber superado todos los obstáculos hasta alcanzar la presidencia de los Estados Unidos: poniendo a senadores al parecer semianalfabetos a “desagraviarlo” por decir lo que todos saben y no lo pueden ofender, que es hijo de africano, demostrando así su racismo, así como a los procuradores generales de la Isla a denunciar un supuesto plan de desestabilización de Haití en base a una grabación ilegal de un comentario sobre un delito claro de corrupción de ambos gobiernos.

En manifestaciones que lo muestran “al borde de un ataque de nervios”, el estado mayor peledeísta en pleno, en lugar de intentar explicar el rosario de sus “indelicadezas”, pone a Danilo a decir que Hipólito quiere suspender los comicios, mecanismo psicológico de defensa de “proyección”, de lo que son sus deseos internos, pone a infelices tránsfugas a inventar supuestos complots y cometen la vileza de tratar de comprar dirigentes humildes con sumas millonarias, para no mencionar las manifestaciones de violencia y de despojo de documentos electorales a muchos perredeístas.

Pero definitivamente la suerte está echada: el tiempo de la simulación y la mentira se acabó. El 20 de mayo solo confirmará lo que el pueblo ya decidió: ¡Hipólito Presidente!

Publicaciones Relacionadas

Más leídas