El odio como inspiración

El odio como inspiración

El mismo nefando virus que ha infectado a la mayoría de los historiadores dominicanos, de forma tan terrible que los hubo para quienes sus colegas eran apenas historiógrafos o aficionados, consistente en usar al odio como combustible para sus pasiones, inficiona actualmente a buena parte del periodismo político dominicano.

Son excepcionales los casos en que cualquier comentarista de la actualidad dedica tiempo y esfuerzo, saliva o tinta, para desmenuzar alguna idea y determinar su verdadero valor o si se trata de algún concepto espurio, digno de combatirse o rebatirse en la prensa.

Quizás sea que muy pocos políticos andan proponiendo ideas que conciten interés o atención. Pero lo que sí interesa y es atendido con superlativo gozo son las diatribas de uno contra otro, los chismes aun sean al borde de una tumba o dentro de una capilla funeraria, o las amenazas o declaraciones de intención que no pasan de ser, al final del día, más que malacrianzas o bravuconadas.

Naiboa, o sustancia, hay poca.

Meditaba sobre esto al ver cómo tres o cuatro de los mejores articulistas dominicanos lucen obsesionados con detractar a Leonel Fernández. Es como si el presidente del PLD, que sin cumplir 60 años ya ha sido presidente tres veces con más votos que ningún otro, representara la suma de todas las maldades, vicios y corrupciones del pueblo dominicano.

Fernández no será perfecto e indudablemente posee flaquezas como todo ser humano. Hasta quienes creemos ser amigos suyos nos hemos permitido señalarle cuestiones que merecen mejorarse en su entorno o actuación. Pero me parece que ningún otro político vivo ha recibido tantos y tan reiterativos ataques y cuestionamientos como él. En el pasado, merecieron parecido apasionamiento de parciales y contrarios tres gigantes, Bosch, Balaguer y Peña Gómez.

Ahora los consuetudinarios detractores de Fernández emplean la argucia de enchinchar para que se distancie del Presidente Danilo Medina, cuyo gobierno marcha tan bien que los mismos usuales sospechosos por momentos lucen devanear como si casi fuesen gobiernistas…

Así como deberían cuestionarse por la ineficacia de su incesante campaña de denuestos contra Fernández, esos apasionados críticos tendrán que rascarse la cabeza cuando comprueben que difícil o imposiblemente podrán maniobrar para crear entre Danilo y Leonel la clase de odio y pugnacidad que corroe y destruye al PRD.

No son tan inteligentes ellos; ni son tan brutos Medina y Fernández.

 

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