De acuerdo a informaciones encontradas en la revista Prevenir, el olfato es el más sensible de los sentidos. Por la nariz, su órgano exterior, somos capaces de detectar 10,000 olores.  Y junto al gusto, activa el apetito y las instrucciones al cerebro para estimular también las papilas gustativas.

Tal y como explica la publicación, está relacionado con el sentido del gusto. ¿O no has experimentado la sensación de oler un delicioso plato o una taza de chocolate caliente y empezar a salivar?

Según algunos expertos, oler es una aventura y una fuente de bienestar.  Lo primero porque cada aroma evoca un lugar, unas personas, una situación, un momento determinado.

Su rol como factor agradable de la vida es lo que ha dado pie a la aromaterapia, técnica de la herbolaria que consiste en mejorar o curar pequeñas dolencias a través del olor de diferentes aceites esenciales  vegetales concentrados.

Los hay más frescos, más cálidos, fríos o dulces… todos tienen su efecto sobre nuestro olfato y, por consiguiente, nuestro cuerpo. Estos olores se los pecibimos  por  la nariz, alcanzando así la mucosa olfativa, donde se encuentran las células olfativas sensoriales, las células de sostén y las células basales.

El moco acuoso se  encarga de transportar los aromas a los cilios que transforman los olores en señales químicas.