El olfato: su control o inhibición podrían ser la clave para combatir la obesidad

El olfato: su control o inhibición podrían ser la clave para combatir la obesidad

Paradójicamente, el sentido más sensible de los seres humanos, el olfato, es el más ignorado. Es que desde que el hombre evolucionó al Homo Erectus, alejando su nariz del suelo y dejando de utilizarla para identificar presas o huir de depredadores, este órgano quedó relegado desde el punto de vista evolutivo.

Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que el olfato podría ser una solución para la obesidad, enfermedad que junto a la hipertensión y la diabetes es culpable de cada dos de tres muertes en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Grelina.  La relación entre olfato y comida ha sido estudiada en los últimos años. En el 2004, los investigadores estadounidenses Richard Axel y Linda Buck recibieron el premio Nobel de Medicina por sus descubrimientos sobre la base genética de la identificación de los olores. Algunas investigaciones explican cómo ancianos pierden el apetito a medida que pierden olfato; mientras que otros estudios estadounidenses buscan condicionar la conducta de obesos incluyendo olores desagradables en las comidas más calóricas.

Pero uno de los más sorprendentes es el estudio de la Universidad de Cincinatti, cuyos descubrimientos ponen en duda que la relación entre sobrepeso y gratificación sea muy clara, apuntando más bien a una inadecuada percepción gustativa y olfativa.

La investigación, publicada en el 2011, revela que la grelina (hormona del estómago de la cual se  sabía que estimulaba el apetito y el almacenamiento de la grasa) mejora la capacidad para detectar los alimentos mediante su olor. No obstante, personas anoréxicas, sometidas a restricción alimentaria, demostraron un olfato más fino que las que sufrían sobrepeso o eran obesas, según los primeros avances del estudio dirigido por Fernando Fernández-Aranda, director de la Unidad de Trastornos Alimentarios del Hospital de Bellvitge y jefe de Grupo del CIBERobn (red nacional de investigadores que trabajan en obesidad y nutrición).

Primera fase. A pesar de que aún no se puede afirmar que el sentido del olfato podría condicionar los desórdenes alimenticios, el estudio sugiere que la grelina estimula la detección olfativa de alimentos ricos en calorías y conecta la percepción de esos estímulos con la regulación del  metabolismo y del peso.

Es decir, que estos descubrimientos podrían abrir una innovadora vía para luchar contra el sobrepeso, mediante el bloqueo o control del olfato. Ya se realizan estudios que, mediante la exposición a ciertas sustancias, disminuyen el apetito en roedores.

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Hallazgos

Experimentos  liderados por Veronika Somoza,  de la Universidad de Viena, han arrojado conclusiones significativas: ratones expuestos a limoneno (sustancia que se extrae de la cáscara de los cítricos) presentaban menos apetito, y los que olían una esencia de lavanda 15 minutos diarios pesaban un 14% menos a los 35 días, lo que se atribuye a una mejora en su capacidad de metabolizar grasas. El linalol (olor a moscatel) seda; el tomillo estimula.

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