El olvidado Sur puede dar un ejemplo

El olvidado Sur puede dar un ejemplo

La humanidad ha vivido tres crisis sistémicas: la primera desembocó en la primera guerra mundial (1914-18); la segunda (1929), nos precipitó a la segunda guerra mundial, con sus 80 millones de pérdidas humanas y la destrucción física de medio mundo, y la tercera la estamos empezando a vivir en estos momentos.

Muchos de los mejores cerebros que analizan hoy la situación  piensan que la avalancha de dinero que arrojan los bancos centrales de los gobiernos del “grupo de los 7”, para salvar los gigantescos  grupos financieros, evitar quiebras catastróficas de empresas emblemáticas, y otras medidas del mismo signo, “no solo que no frena el desastre en curso sino que además está creando las condiciones para futuras catástrofes inflacionarias y próximas burbujas especulativas”.

La realidad es que la crisis actual no es el resultado de la ambición de un pequeño puñado de especuladores financieros, sino que la misma es la expresión, radicalmente irracional, de una civilización  en decadencia (a nivel productivo, político, ético, cultural, ambiental, energético). El capitalismo actual no soporta la crisis de sobreproducción que lo afecta desde 40 o más años atrás; no soporta esa acumulación irracional de sobreproducción productiva, mientras condena, al mismo tiempo, a toda la humanidad, a una catástrofe ambiental inevitable y a una terrible disminución o estancamiento de la parte de la riqueza social que reciben, y por tanto de congelamiento y disminución del consumo colectivo, cuya demanda no crece al ritmo de la capacidad alcanzada por las fuerzas productivas.

La realidad es que la humanidad apenas está entrando en una depresión planetaria, que nadie sabe cómo enfrentarla y que recaerá en forma terrible sobre todos los pueblos y países.

En nuestro país, el gobierno actual y las cúpulas multimillonarias de los tres partidos, no constituyen medicina alguna sino parte fundamental de la grave enfermedad que se abate sobre nosotros.

¡Es el momento de construir una alternativa política, para que las gentes, cuando incremente su lucha, tengan hacia dónde voltear la cara a medida que la situación se agrave aún más!

Y en un momento así, volteemos la cara hacia San Juan de la Maguana. Allí, no en forma espontánea sino orientada por una dirección social colectiva, que durante muchos años se ha venido desarrollando, los más disímiles sectores sociales se están uniendo para reclamar sus derechos. Azua y Barahona miran hacia San Juan.

Es posible que del lejano y abandonado Sur surja con claridad el camino para convertir a los pueblos del país en una nueva mayoría política que aplaste a las tres cúpulas que lo han dañado todo, menos sus bolsillos.

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