El operativo como remedio transitorio a un mal permanente

El operativo como remedio transitorio a un mal permanente

El reforzamiento circunstancial de actividades para mantener orden en el tránsito en específicos días del año no redujo los casos mortales por accidentes (ocho más que en 2021) en Nochebuena y Navidad y mucho menos impidió que las motocicletas sigan siendo el más fatídico medio de transporte. Recurrir limitadamente a correctivos de temporada contra el estigma que coloca a República Dominicana a la cabeza de la siniestralidad vial en el mundo, condena a la sociedad dominicana a sentirse por más tiempo demasiado expuesta a infaustos sucesos solo por el discurrir en espacios públicos.

Sin sólida aplicación de leyes y regulaciones de efectos punitivos, la intemperancia seguirá siendo dueña y señora de las calles y carreteras estimulando la conducción automovilística irresponsable.

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Máquinas en manos muchas veces de personas sin sentido de los límites y hasta sin suficiente raciocinio para rodar sobre dos ruedas sin ocasionar severos daños propios y a terceros.

La masa de gente que se lanza al transporte con velocidades desmedidas e irrespetos a las normativas establecidas para proteger vidas y bienes ha ido llegando a ese poder, que es de destrucción y muerte, porque los controles son débiles y porque se expiden licencias sin previa comprobación de que se está apto emocional y conductualmente para guiar en el marco estricto del respeto a los demás y a sí mismo. Y porque los operativos no hacen valer el principio de autoridad en la forma que se requiere.

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