El origen de la familia Bermúdez

El origen de la familia Bermúdez

La tradición oral es inexacta con respecto a datos esenciales del tronco de la familia Bermúdez de Santiago. José Manuel Bermúdez dice que su bisabuelo Erasmo Bermúdez Jiménez era hijo de Nicolás Bermúdez, general que luchó junto a Bolívar en la batalla de Carabobo y cuyo nombre “aparece en una tarja en la avenida de Los Próceres en Caracas”.

La tarja de la avenida Los Próceres no es tal y confunde dicho elemento con el “Monumento a los Próceres”, dos imponentes monolitos en cuyas superficies se han grabado los nombres de los héroes militares de mayor relevancia (entre los que debe figurar, si fue militar, el de Nicolás Bermúdez) y donde también aparecen interpretadas, en singulares altorrelieves, las principales batallas de la independencia venezolana.

El fenecido José Ulises Franco recoge que Erasmo Bermúdez Jiménez era “natural de la ciudad de Cura en Venezuela, donde había nacido en 1825” y que llegó al país desterrado “por el gobierno del presidente Falcón de aquella República”, contando apenas “24 años de edad”. Sin embargo, en el acta de defunción de dicho personaje se señala que era natural de la ciudad de Valencia, en el actual Estado Carabobo.

Por otro lado, en 1849, año supuesto de su llegada (si es que tenía 24 años cuando llegó), gobernaba en Venezuela José Tadeo Monagas (1847-1851) y no el “presidente Falcón” (Juan Crisóstomo Falcón), quien lo hizo en 1863. Carlos A. Bermúdez Pippa, nos refirió que entendía que su bisabuelo salió de Venezuela en el gobierno de Carlos Soublette, quien gobernó entre 1843 y 1847….

Sobre el punto de que fue “desterrado”, en los tomos dos y tres de la Colección de Leyes y Decretos de Venezuela, que abarcan los años 1841-1850 y 1851-1860, no encontramos ningún texto en el que se ordene la expulsión del ciudadano Erasmo Bermúdez.

Erasmo Bermúdez ya residía en Santiago antes de 1859, por haberlo así declarado a los miembros de la Comisión Investigadora creada por el Gobierno Provisorio de la Restauración mediante decreto del 14 de octubre de 1863 para determinar las causas que produjeron el incendio de la ciudad en el mes de septiembre de 1863.

Este documento nos hace dudar del año de 1849 como el de su llegada. Y es que de 1849 a 1863 corren catorce años. De tener tanto tiempo de residencia, ¿acaso así no lo hubiese expresado, al menos de manera más aproximada? ¿No fue su declaración tomada en una época en la que debía tener presente todavía en su memoria los años que tenía viviendo en Santiago? ¿Por qué es en 1862, trece años después, cuando ofrece “información de testigos” ante el Cura Coadjutor de Santiago, “con el fin de demostrar su cristiandad y libertad de estado” para contraer matrimonio? ¿Por qué es el 20 de agosto de 1865, dieciséis años después, que nace su primera hija, Auristela Bermúdez Rochet?

Relata José Ulises Franco, entre otras tantas cosas, que Bermúdez “había cursado estudios de medicina en su país de origen”. Sin embargo, en el Archivo Histórico de la Universidad Central de Venezuela no encontramos a ningún Erasmo Bermúdez titulado por la Universidad entre 1831 y 1863.

Otra de las numerosas interrogantes que surje en el rastreo de la vida de Erasmo Bermúdez es cuándo se produjo la instalación de su casa licorera. Se ha fijado el año de 1852 como el de su creación, pero esta fecha -que alude al momento en que supuestamente don Erasmo Bermúdez adquirió su primer alambique es simplemente un dato sin confirmación.

Aparenta, por todo lo expresado anteriormente, que la llegada de Erasmo Bermúdez no se produjo en 1849. Y si fundó su casa licorera en 1852, ¿por qué en un anuncio publicado en 1881 avisaba a sus “relacionados de 21 años”, remontándose así a 1860?

Las numerosas interrogantes que arroja el rastreo por la vida de Erasmo Bermúdez y el desarrollo de la industria heredada por sus descendientes, nos llevan a pensar que se ameritaría de una investigación tendente a esclarecer esos puntos indefinidos de los orígenes de tan distinguida familia, que se precia de marcar la edad del ron dominicano.

Por el Instituto Dominicano de Genealogía

 

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