El origen del mal

El origen del mal

SAMUEL SANTANA
La lúgubre realidad es que la violencia y la delincuencia se han desatado en el país creando un panorama sumamente difícil para los ciudadanos. La sangre tiñe el suelo patrio. Los hechos van desde asaltos, robos, secuestros, violaciones hasta despojo de cosas sumamente insignificantes.

Es como si la vida perdiera su valor, sentido y razón de ser. Las autoridades establecen campañas e invierten recursos para combatir este flagelo, pero los delincuentes siguen deambulando por esas calles de Dios como si nada.

Se levantan voces de protestas en reclamos y exigencias porjusticia y por un alto en esta tendencia tan desgraciada. Empero nada parece funcionar.

El crimen pasado se torna pequeño ante el siguiente.

Es como si la sangre derramada estimulara a una nueva acción contra ciudadanos indefensos. ¿Dónde está el verdadero origen de tantos males? Las respuestas van desde la condición política, social y económica de la nación hasta el alto consumo de drogas y el trasiego de la misma en los escondrijos de los barrios y sitios estratégicos.

Los dominicanos deportados desde Estados Unidos figuran en la lista de las causas.

Aunque todos estos elementos no se pueden descartar como la fuente desde donde surge este monstruo infernal, sin lugar a dudas que lo que ocurre en el seno de los hogares debe ser considerado como el factor más importante en la incidencia de la violencia y de la criminalidad.

En nuestro país no todos los padres están cumpliendo con elmandato de “cuidar bien su casa” como señala el apóstol Pablo en su carta a Tito y a Timoteo.

Cuando en los primeros años del cristianismo se planteaba las características, requisitos y condiciones que debían tener quienes deseaban asumir la posición de liderazgo dentro de la iglesia, Pablo estableció el control y la buena administración del hogar como unas de las condiciones primarias.“Quien no gobierna bien su casa, cómo podrá gobernar la casa del Señor”, dijo el apóstol refiriendo a la posición dentro de la congregación.

¿Cuántos padres están hoy día gobernando bien su casa? La sociedad en que vivimos se ha constituido en un desafío para el hombre y la mujer. No hay tiempo como para muchas cosas. Desde muy temprano en la mañana los padres salen del hogar y se lanzan a una carrera no sólo por la vida sino por la conquista de cosas materiales que se consideran proporcionan el bienestar y el estatus deseado.

Esto abre una brecha de descuido muy grande en detrimento de los hijos.

Y se trata de un mal general.

Los hechos de violencia y de sangre involucran tanto a loshijos de Machepa como a los hijos de clase media y alta.

Lo demuestra el desmantelamiento de bandas integradas por jóvenes provenientes de familias de renombre y viviendo en lugares exquisitos. En la sociedad moderna los hijos se están criando solos, bajo el amparo de una sirvienta, familiar o institución que nunca pueden brindar el calor, el cariño y la orientación devota de los padres.

En el común de los casos ellos se encierran en un mundo distanciado de los adultos. Su medio de interación son las máquinas (computadoras, tragamonedas, nintendo, sega), la televisión (con muñequitos predispuestos a la violencia y al mal) y amiguitos con costumbres ajenas a las buenas normas. Hay un gran libertinaje. Los jóvenes salen de la casa y llegan en horas de las madrugadas después de agotar toda una jornada en discotecas y en carreras desquiciadas en avenidas de clase alta.

Muchos padres se han convertido en unos tolerantes y complacientes de caprichos, comprándoles a sus hijos autos de altos cilindrajes para que hagan piruetas en calles y avenidas y desafíen a las autoridades. Si los padres no retoman la autoridad en el hogar, si no establecen normas, costumbres y principios sanos, de seguro que los jueces, los legisladores, la policía y la sociedad en general vivirán eternamente en zozobra y envueltos en una situación muy difícil.

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