El ornato vendido como urbanismo

El ornato vendido como urbanismo

CÉSAR PÉREZ
Una atenta lectura de los proyectos como las intervenciones urbanas de las autoridades del Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) evidencia que éstas tienen una diversidad de ideas sobre la gestión de la ciudad, algunas válidas, pero sin sentido de pertinencia y de coherencia, lo cual determina errores, improvisaciones y hasta acciones de pura agresión a algunos de los mejores atributos de la ciudad capital.

Los temas de la arborización, de los grandes megaproyectos de los promotores inmobiliarios y del propio ADN, que de una u otra forma afectarían el frente marino capitalino y la extravagante idea del helipuerto en pleno Malecón, que es una imagen de marca de esta ciudad, son ejemplos de lo arriba externado. Sobre estos temas, principalmente el de la arborización, se ha derramado mucha tinta, se han hecho muchas actividades de movilización y, desafortunadamente, alrededor de los mismos, de todas las partes, se han escuchado ideas en extremo simplistas.

En lo que respecta al controvertido proyecto de arborización, las autoridades municipales han cometido excesos y errores, que se derivan de la falta de una idea sobre la urbanística, que ha impedido que se puedan rescatar algunos puntos positivos que tiene la referida arborización. A modo de ejemplo, pensar este proyecto como prioritario y como eje de su idea de ciudad, constituye una pobre argumento que evidencia que se confunde ornado con urbanismo y que, por lo tanto, a las autoridades edilicias no les interesan los temas cardinales que desde el punto de vista urbanístico, son prioritarios para una buena gestión de esta urbe.

Es innegable que muchas de las sustituciones de árboles son pertinentes. Entre otras, las realizadas en la Sarasota, la siembra de maras en la Bolívar (sin el odioso y aberrante cemento), los gri gri de la Ortega y Gasset. Pero, las palmeras de la Lincoln, las de la Ortega y Gasset, el horrendo cemento de la 27 con Ortega y Gasset, las plantadas en algunas isletas de la Churchill, aparte del dispendio de recursos, constituyen ejemplos de intervenciones urbanas donde no se aprovecha la funcionalidad del ornato en el urbanismo. Las palmeras son de exquisita belleza, pero no dan sombra y su uso es apropiado para arborizar los malecones a lo largo de mares o ríos, porque no obstaculizan la bella vista de estos atributos naturales.

Otro aspecto negativo de esa intervención, es que constituye otra inversión localizada en zona de los sectores más favorecidos en la distribución del presupuesto del ADN. Los innecesarios asfaltados y reconstrucción de aceras en buen estado, con fines de embellecimiento de las zonas mejor dotadas de servicios y equipamientos y en detrimento de las zonas populares carentes casi por completo de esos atributos, evidencia una idea de ciudad vitrina que exhibe lo vendible, edificios y avenidas, pero que oculta la pobreza y niega el derecho a la ciudad a los sectores populares.

Otra evidencia de esta idea de ciudad sin sentido de totalidad, lo constituye los descabellados proyectos del helipuerto y del campo de golf, que además de ser verdaderos atentados contra el Malecón, como algunos de los proyectados en Sans Soucí que, aparte de que poco aportarían a la economía urbana, se sobreponen a otros proyectos que han sido elaborados para y/o por ese mismo Ayuntamiento, que por su carácter de globalidad se articulan con otros proyectos que potencian la ciudad en sentido general y el casco histórico en sentido particular; entre otros, las Ideas Urbanas y el del Proyecto Cities, altamente valorados por importantes sectores de la ciudad y por reconocidos especialistas del urbanismo.

La crítica a las autoridades del ADN, por los proyectos de arborización y el helipuerto, debería conjugarse con la exigencia a éstas para que se involucren en acciones tendentes a institucionalizar la gestión municipal, entre otros, con un Plan Maestro, además de su responsabilidad frente a la construcción de un Metro en su demarcación sin los planos que la validen como obra urbana, y que asuman de una vez por todas la cuestión del transporte urbano de la capital, que ha sido fuente de corrupción de los sectores público y privados que operan ese servicio.

Desafortunadamente, el urbanismo es aún tarea pendiente de nuestras autoridades edilicias. El pobre conocimiento de su significado y la inexistencia de un sólido marco legal que oriente las actuaciones urbanas, determinan la confusión, y la corrupción en la gestión de la ciudad. Por eso, acciones de ornato como la discutida arborización, en gran medida non santas, se pretenden vender como urbanismo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas