El oro y la codicia de los políticos

El oro y la codicia de los políticos

 La Rosario Dominicana, en sus coletazos finales de vida, encontró unos compañeros de viaje, que al acabar con el oro de la transición del yacimiento  de Pueblo Viejo a mediados de la década de los 80, dejó el descubierto el mortal oro de los sulfuros que produjo el pasivo ambiental más nocivo que una región habitada pudiera recibir  de la Naturaleza.

 Antes de llegar a ese punto, al comienzo de la década del 80 la Rosario se embarcó en la construcción de una refinería de oro que nunca operó después de su terminación, ya que internacionalmente no se reconocería  ese metal procesado  sabe Dios en qué condiciones.  De tumbos en tumbos y desfalcos en desfalcos, el cierre de la Rosario  no se hizo esperar, dejando el temible pasivo ambiental en los ríos aledaños a la mina con sus aguas teñidas de rojo que iban a parar al embalse de la presa de Hatillo.

 Todavía en la década de los 90 no existía a nivel operacional un proceso  que pudiera aprovechar el oro de los sulfuros y los experimentos se habían encaminado en tornos a provocar unas bacterias  que atacaran el sulfuro, pero el rendimiento era muy bajo y el costo era elevadísimo, por la exigua cantidad de oro que se obtenía. Con los autoclaves  gigantes, e innovadoras tecnologías  de reducción del mineral, el mundo fue conociendo de las nuevas técnicas y de su factibilidad para extraer el oro contenido en los sulfuros y poder eliminar los pasivos ambientales que existían para el caso de Pueblo Viejo.

 Ya se ha comenzado la explotación segura del oro de los sulfuros y con ella  han renacido  los que siempre se oponen a todo tipo de inversión extranjera, que a nombre de los sagrados intereses de la Patria, prefieren que la pobreza se acreciente y espantan las inversiones frente a un inestable e inseguro clima jurídico, que no ofrece seguridad ni garantías para ningún tipo de negocio.

 Los políticos actuales, por sus orígenes, formación ideológica  y practicas embebidas en un marxismo trasnochado, despiertan cada día para ver cómo amedrentar a los empresarios y potenciales inversionistas, perjudicando al país con sus acciones, que con el poder que tienen ya sea  desde una posición legislativa,  judicial  o ejecutiva, afectan  severamente  los intereses nacionales.

Como un dragón vomitando fuego, las voces nacionalistas  y políticas enquistadas en todos los segmentos, desde el Congreso hasta las organizaciones ecológicas, denuncian el contrato con la Barrick Gold, ahora que inició sus operaciones comerciales que en su momento  parecía beneficioso, pero se alega que no es así y exigen una revisión que los diputados quieren emprender en contra de las garantías y seguridad jurídica que se ofrecen para las inversiones.

Ya de por sí el país tiene una imagen muy desacreditada  a nivel internacional, desde la corrupción,  trato a los haitianos hasta la violencia creciente y el FMI destaca el irracional desarrollo en que la clase opulenta se enriquece cada vez más, al tiempo que aumenta la pobreza. Si a ese cuadro tan desalentador, se le agregan los pujos nacionalistas y anti inversión  extranjera de los legisladores políticos, que una vez fueron pobres y ahora son encumbrados potentados, de pretender alterar los  compromisos jurídicos concertados y en vigencia, se le haría un catastrófico servicio al país. El gobierno del presidente Medina  tendría que alterar  su sosegado y firme proceder de defender los derechos nacionales para aprovechar una riqueza que, si se hubiese dejado en descanso, iba a continuar aumentando la contaminación de los sulfuros expuestos  a la atmósfera.

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