El pacto de Abraham, la promesa divina

El pacto de Abraham, la promesa divina

POR CLAUDIA DE ALBA
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Abraham, el patriarca de Israel, fue la primera persona que difundió la concepción monoteísta.

La fe en un solo Dios, Dios le ordenó abandonar su lugar de nacimiento e ir a la tierra que te mostrare. (Gen. 12:1) es el lazo entre el pueblo de Israel y su tierra fue reafirmado para las generaciones posteriores a través de su hijo Isaac y su nieto Jacob:

La tierra que he dado a Abraham y a Isaac, te la daré a ti, y a tu descendencia después de ti. (Gen 35:12)

La emigración de Abraham a la tierra de Israel fue el comienzo de un largo viaje que el pueblo de Israel recorrería antes de asentarse finalmente en su tierra. Esta travesía incluiría un largo y difícil exilio en Egipto, seguido de un éxodo milagroso que culminó con la recepción de la Tora (Ley Divina). Posteriormente se establecerían en la tierra de Israel, donde el rey David gobernaría a su pueblo y el rey Salomón, su hijo, establecería un poderoso reino y construiría el primer templo. La travesía continuaría con el exilio a Babilonia, el retorno y la construcción del segundo Templo cuya destrucción marcaría el comienzo de un exilio largo y amargo. Durante los siguientes 2000 años, el pueblo judío sufriría terribles persecuciones hasta poder finalmente retornar a casa y establecer el estado de Israel.

De Egipto a la tierra de Israel

En medio de una terrible y prolongada hambruna, Dios ordena a Jacob abandonar la tierra y dirigirse a Egipto con su familia. El vivió allí durante diecisiete años, más su anhelo por el retorno no declinó por un momento. Antes de su muerte, reunió a sus hijos para darles su bendición. Entonces les dio instrucciones de devolver su cuerpo a la tierra y sepultarlo en la cueva de Macuela en Hebron, que Abraham y su esposa Sara, Isaac y su esposa Rebeca, y allí también enterré a Lea. (Gen. 49:31).

Durante muchos años, el hijo de Jacob, José, fue virrey de Egipto. A pesar de su elevada posición, también el anhelaba retornar a la tierra prometida, y antes de morir también el pidió ser enterrado allí: José dijo a sus hermanos: » yo voy a morir; mas Dios ciertamente os visitara, y os llevara de esta tierra a la tierra que juro a Abraham, a Isaac y a Jacob «. E hizo jurar José a los hijos de Israel, diciendo: «Dios ciertamente os visitara, y habéis de llevar de aquí mis huesos «.

La muerte de José fue seguida por un largo periodo de esclavitud de los israelitas en manos de los egipcios. Después de soportar siglos de sufrimiento, el pueblo grito por su liberación. Dios envió a Moisés a organizar su éxodo de Egipto y a traerlos a casa; por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy el Señor; y yo os sacare de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os liberare de su servidumbre. Y os meteré en la tierra por la cual alce mi mano jurando que la daría Abraham, a Isaac y a Jacob; y yo os la daré por heredad. (Ex. 6.6-8).

Después de un milagroso éxodo, Moisés guió a su pueblo por el desierto y lo preparo para recibir la Tora piedra fundamental de las leyes e historia sobre la cual esta basado el judaísmo en el monte Sinaí. Este evento fue significativo no solamente para el pueblo judío, sino para el resto del mundo. Fue una declaración de que existía un nuevo futuro para la humanidad, basado en la aceptación del monoteísmo.

Después de una travesía de 40 años, el pueblo judío llega a la tierra de Israel como nación, tal como le fuera prometido por Dios muchos siglos antes. Bajo la dirección de Josué, se preparan para cruzar el río Jordán. La rápida corriente hizo parecer que seria imposible atravesarlo, pero por mandato de Dios Josué ordeno a los sacerdotes (que portaban el tabernáculo en el que se encontraban los Diez mandamientos) entrar al Jordán y la corriente paro. Así como entraron al agua, esta se dividió: la corriente que fluía desde el norte paro y permitió al pueblo cruzar, mientras el agua hacia el sur seguía corriendo. Así como la última persona pasó al otro lado… las aguas del Jordán se volvieron a su lugar, corriendo como antes sobre todos sus bordes. (Josué 4:18). Así los israelitas pudieron finalmente concretar su derecho sobre su amada tierra, que les fuera prometida por Dios.

El amor a la tierra de Israel por parte del pueblo judío se ha demostrado a lo largo de los siglos. En el Talmud se relata que Rabí Zeira (aprox. 300 EC) abandono su hogar en Babilonia en aquellos tiempos un gran centro de estudio y vida judía para asentarse en la tierra de Israel, y llego a la orilla del río Jordán, donde no había botes a la vista para cruzarlo y se deslizo hasta el otro lado. Alguien que lo vio le pregunto porque estaba tan apurado y no esperaba el trasbordador. Entrar a la tierra a la que Moisés y Aarón no entraron?, si no aprovecho mi primera oportunidad, quizás nunca mas se me presente otra. (Talmud, Ketubot 112a).

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