El Pacto de la Desconfianza

El Pacto de la Desconfianza

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El PLD se construyó alrededor de la personalidad de su líder histórico, Juan Bosch. Desde su fundación hasta la llegada al poder en el año 1996, los dirigentes alternativos con bastante habilidad e inteligencia estructuraron la sucesión de su fundador, y Danilo Medina, Temo Montás y Leonel Fernández jugaron un papel estelar en la etapa de orientar la organización en la búsqueda del gobierno. Lo dramático es que, en el interregno de la gestión pública, se pospusieron compromisos y los pactos programados sufrieron alteraciones que han sido la causa esencial de enconos y odios acumulados.
Un partido de gobierno dividido no compite con reales posibilidades en las elecciones de mayo/2020. Y Danilo Medina sabe perfectamente que imponerse en la actual coyuntura retrae y/o radicaliza al sector de Leonel Fernández porque si el estímulo a calcar el escenario del 2015 para encauzar el proyecto reeleccionista pretende imponerse, obliga a un comportamiento inimaginable del expresidente que no tendrá otra opción que pelear hasta las últimas consecuencias, presentándose como el dirigente en capacidad de obstruir os intentos continuistas.
La historia sediciosa es larga y existe toda una jurisprudencia capaz de establecer las bases para reflexionar inteligentemente. Ramón Cáceres orquestó todo un tinglado contra Morales Languasco. Horacio Vásquez sintió el desdén de Federico Velásquez, y en 1928 José Dolores Alfonseca le sustituyó en un acto de inconsistencia que sirvió frente al país para validar una opción partidaria con vocación para impedir los funestos resultados en las elecciones de 1930. Vale la pena recordarlo porque la Alianza Nacional Progresista expresaba la voluntad ciudadana de derrotar a la Confederación de Partidos.
Cuando Buenaventura Sánchez -1962- se alzó por vía de una convención con la candidatura vicepresidencial, Juan Bosch provocó que renunciara al puesto. El Movimiento Nacional de la Juventud (MNJ) representó la instancia que lanzaba dardos envenenados a la posibilidad de que Augusto Lora se presentara de candidato en 1970 por el Partido Reformista. Manolo Fernández Mármol, con graves problemas de salud apareció en la boleta del PRD en 1982, y jamás se desarrolló un proceso de sustitución constitucional en búsqueda de un nuevo acompañante del beneficiario del respaldo popular en aquellas elecciones. A Jaime David Fernández Mirabal lo arrinconaron a tal punto que su distanciamiento de la competencia presidencial es materia de especulación.
Aunque los precedentes establezcan una línea de conducta, en el PLD se torna impostergable una táctica de “coincidencia desconfiada” debido a las consecuencias post derrota electoral. En el escenario demencial de un intento continuista de Danilo Medina, el sector de Leonel Fernández estará obrando de manera formal en la dirección de provocar su derrota. Ahora bien, si el candidato es el actual presidente de la organización, el sector de Medina no siente verdaderas garantías de tranquilidad procesal porque han sido muchos los pellizcos, golpes bajos e intrigas. De ahí, el sentimiento de “una franja” de que lo viable para su sosiego consiste en que la fuerza adversa al oficialismo alcance el poder como resultado de una pasividad y/o acción sediciosa de exponentes esenciales del círculo cercano del mandatario y responsables de colocar obstáculos a Fernández.

Cuando Rafael Correa apoyó a Lenín Moreno, jamás imaginó las terribles consecuencias del endoso. Uribe Vélez no calculó los efectos del relevo con Juan Manuel Santos. Y para que no se olvide. Además, sin la cristalización de un cambio en el “nunca jamás”, no existe posibilidad de que Danilo Medina pueda mantener control de fuerzas y sectores internos que su único líder, maestro y guía es el presupuesto nacional. El pacto de la desconfianza representa el esfuerzo de sobrevivencia en una organización con casi 20 años en el poder que sabe bien las consecuencias procesales de su salida del gobierno.

¿Acaso la cárcel, procesos judiciales y persecución penal en todo el continente no envían una señal a un sector oficial con información suficiente para darse cuenta de los intereses locales y extranjeros ansiosos de pasarle factura?

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