El Pacto: Hay que hacer más por la educación

El Pacto: Hay que hacer más por la educación

La educación dominicana ha estado virtualmente olvidada por los gobiernos y la propia ciudadanía. Se deben utilizar todos los recursos y voluntades disponibles para hacerla avanzar a marchas forzadas.
El proyecto de Pacto por la Educación es un paso importante para vincular a todos los sectores de la nación, pero es demasiado general y en algunos aspectos no pasa de una declaración de buenas intenciones sin asidero en la práctica.
El Plan Nacional de Alfabetización es muy válido, aún cuando no parece tener una amplitud suficiente para cubrir las tremendas carencias que hay en la población dominicana en pleno siglo XXI. Igualmente, se está avanzando en la educación inicial, a pesar de no tener en cuenta la posibilidad de capacitar y habilitar escuelitas en casas de familia y locales comunitarios para ampliarla a bajo costo.
Se están construyendo aulas para establecer una jornada extendida de ocho horas; pero eso crea diferencias abismales con respecto a la docencia que se ofrece en las escuelas con apenas tres a cuatro horas diarias; cuando bien podrían elevarse los horarios en todas las demás hasta a seis horas diarias (de 7:00 a. 1:00 p.m. y de 1:00 p.m. a 7:00 p.m.), pagando más a los profesores; y eliminar las tandas nocturnas por razones de iluminación y seguridad, cambiándolas a horarios de fines de semana en las escuelas establecidas.
Creo fue correcto modificar la estructura escolar, de manera que la educación primaria dure seis años, dividida en dos ciclos (7-12 años) y la media otros seis años (13-18 años), más adecuada a los niveles de madurez de los estudiantes. Pero en el caso de la primaria en las escuelas con horario restringido deben dedicarse mayormente los cuatro primeros años a la educación elemental para la lecto-escritura y las matemáticas; en tanto que en la educación media prestar atención para evitar el acoso escolar (bulling), la violencia y el microtráfico de drogas. También se deben cubrir la formación especial a estudiantes con dificultades de aprendizaje o sobresalientes, la educación física, artística y vocacional; la creatividad y la formación científica.
En lo que parece no hay comprensión plena, es en la necesaria elevación moral, dignidad y mística de trabajo de los maestros; por su papel fundamental en el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje y en el desarrollo de la comunidad en general. No se trata solo de sueldos, que es importante, sino del estímulo a su preparación como líderes naturales de la sociedad dominicana. Un solo maestro bien formado y con espíritu de servicio, es capaz de transformar la vida de toda una comunidad. Para eso los maestros mejor tratados deben ser los que dedican sus vidas a construir con su ejemplo y conocimientos a formar a las nuevas generaciones; y eso no es fruto de generación espontánea, sino de programas organizados para tal fin, lo que cuesta también tiempo y dinero.
Por último, la cercana supervisión de estudiantes, padres, maestros y administradores escolares, con mística y sentido de disciplina, es indispensable para hacer efectiva una educación universal y actualizada, capaz de impulsar a la juventud hacia el desarrollo en todos los órdenes de la vida social.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas