El pacto para la reforma

El pacto para la reforma

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La fase de discusión y concreción del Pacto Nacional para la Reforma Educativa propuesto por el Gobierno de Danilo Medina ha estado centrada en la calidad de la educación y en los componentes necesarios para garantizarla. La firma de dicho Acuerdo podría llevarse a cabo finales del mes de marzo en curso.

La preocupación principal de los que participamos en ese cónclave es la de cómo diseñar y desarrollar una política educacional que ofrezca el nivel de cualificación acorde con la idea de contribuir a la construcción de una sociedad más justa y solidaria.

Temas como el de la calidad y pertinencia de la educación, la transformación de los contenidos curriculares, la educación a distancia y el uso de las nuevas tecnologías en el proceso de enseñanza aprendizaje, la capacitación y formación continua de los docentes, el cumplimiento del calendario escolar, la evaluación y acreditación de las instituciones, fueron tratados a profundidad por expertos, técnicos y entendidos en la materia. Entre los participantes en las mesas de discusiones y en las plenarias, figuraron ministros de Estado, rectores de universidades, dirigentes empresariales, y líderes sindicales y comunitarios.

Después de haber agotado largas jornadas de intercambio de pareceres entre personas de ideales e intereses encontrados, logramos consensuar más del 90% de las propuestas sometidas a discusión; pero, faltando días para la firma del Pacto, todavía no hemos podido ponernos de acuerdo en torno a propuestas tan importantes como la de elevar la calidad de vida y las condiciones de trabajo de los maestros; el uso y periodicidad de los libros de texto; el cumplimiento del horario escolar; la capacitación y formación docente, entre otros no menos importantes.

Al final de la jornada del día 5 de marzo recién pasado, dimos un paso adelante en materia de dignificación del maestro: En conversaciones bilaterales sostenida entre el ministro de Educación Carlos Amarante Baret y la dirigencia de la ADP encabezada por su presidente Eduardo Hidalgo, ambas partes acordaron la redacción de un documento que al menos reflejara la intención de Gobierno del presidente Danilo Medina de proceder a satisfacer los requerimientos del gremio que agrupa a los maestros de escuelas públicas en lo referente a aumentos de salarios y al mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo de los maestros en servicio. Dicho pliego, fue refrendado por los participantes en las mesas de discusiones del Pacto. Fue un paso muy importante. No se puede hablar de reforma de la educación al margen del fortalecimiento y dignificación de la carrera docente. Como bien lo señalara Álvaro Marchesi, secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos: “la calidad de la educación de un país no es superior a la calidad de su profesorado”.

Para nosotros en particular, fue un honor el ostentar en la fase de discusión y concreción del Pacto la representación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) e intercambiar pareceres con expertos, gestores y técnicos de otras universidades hermanas. Participando en dicho cónclave, tuvimos la ocasión de reafirmar nuestra convicción de que la República Dominicana hoy cuenta con los expertos, gestores, técnicos y especialistas en educación que antes no tenía.

Acreditada internacionalmente, la UASD es el referente obligado de la educación superior del país y artífice de los programas de post grado que se cursan aquí. En los últimos 30 años de la universidad han egresado más de 20 mil profesionales de la educación junto a centenares de maestros y de especialistas en la materia. La Universidad estatal realizó esa ingente tarea cuando no se contaba con fondos especializados para hacerlo, cuando los gobiernos de entonces le entregaban menos de una quinta parte del presupuesto que por ley le correspondía. Distinto a lo que sucedía antes, el ministro Amarante Baret acaba de anunciar para este año la inversión de más de dos mil millones de pesos en la capacitación y formación de profesores. Reafirmamos nuestra certeza de que sólo las facultades, escuelas o departamentos de educación tienen como misión la formación y capacitación de formadores y los recursos para llevarlas a cabo. A esto último nos referiremos en una próxima entrega.

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