Jose Luis Sáez, sacerdote jesuíta, historiador y director del Archivo de la Catedral, ha estudiado el voluminoso expediente de Francisco Javier Billini que ha pasado a la historia como modelo de piedad y buenas inclinaciones. Lo que ha salido en claro es que la imagen de bondad de este clérigo era una maniobra bien estudiada.
El padre Francisco Javier Billini era rencoroso, terco, necio, ambicioso y estaba convencido de que la República no podía gobernarse sin un protectorado, por lo que se convirtió en anexionista.
Su codicia de poder lo llevó a declararse en rebeldía contra la autoridad de Roma, lo que dio lugar al primer y único cisma dentro de la Iglesia Católica dominicana. Billini estuvo suspendido de toda función eclesiástica durante un lustro por negarse a entregar el cargo de subdelegado apostólico a un sacerdote redentorista que venía a ocuparlo amparado en un documento del Papa. A Divinis, se llamó a la disensión.
José Luis Sáez, sacerdote jesuita, historiador y director del Archivo de la Catedral Metropolitana, ha estudiado el voluminoso expediente de este clérigo que ha pasado a la historia como modelo de piedad y buenas inclinaciones. La piadosería era en Billini una maniobra muy estudiada, significó Sáez, quien citó el hecho de que en los años en que se escindieron sus actividades sacerdotales aprovechó una imprenta de su propiedad y escribió un libro: Cómo sufrir las adversidades.
En su rebelión contra la autoridad romana, Billini encontró seis curas que le hicieron coro pero fueron cayendo, él no quería ceder y todavía publicaba libritos piadosos Mira hasta dónde llegaba la sinvergüencería de ese individuo, comenta Sáez.
Arbitrario, contradictorio Era también rencoroso, según las indagaciones de José Luis Sáez. Durante años se enemistó con monseñor Meriño de manera casi irracional, porque Meriño había tenido amores y tuvo una hija con María Nicolasa Billini, supuesta hermana de Francisco Javier.
La infante, llamada Abigaíl, enfermó gravemente cuando el presunto progenitor estaba de visita pastoral por el Este y Carlos Nouel, que le informaba porque sabía todas sus correrías, le escribía: Nicole está muy triste, escríbele, la niña está muy mal y creo que no sale de ésta, refiere Sáez.
La criatura murió y su supuesto padre no la visitó, eso hizo que la enemistad de Billini con Meriño fuese larga. Creo que únicamente lo llamó cuando estaba agonizando y no quiere decir que se reconciliaron, expresa Sáez. Billini, añade, no tenía razón para ponerse así porque otro fuera violador, porque la hermana Nicolasa no era tal, tampoco era hija legítima de los progenitores que le atribuyen, era de otra gente, tengo la partida de nacimiento.
Abigaíl está sepultada en la Santa Iglesia Catedral.
Billini siempre estuvo sediento de influencia, según los documentos en que José Luis Sáez se apoya para afirmarlo.
Encontró una considerable cantidad de cartas solicitando al Vaticano que lo hiciera Arzobispo, estando ya Meriño en el cargo. Billini se autopromovió entre amigos y ex discípulos e hizo que llovieran las solicitudes pidiendo que él gobernara la diócesis. Se le revolvería el estómago cuando llegó el nombramiento de Meriño.
Señala que designar a Billini representaría un desastre, pues no servía para eso, hubiera empezado a excomulgar gente porque no estuviera de acuerdo con él, era arbitrario, caprichoso, muy contradictorio.
Aquí no ha habido más que un cisma y lo provocó Billini negándole obediencia a la autoridad enviada por Roma.
-¿Y cómo es que el padre Billini es reconocido como un santo?-, se pregunta al reputado cronista. Responde caricaturizando la estatua en la que quieren endiosarlo y lo ponen ahí con el cuellecito torcido con el niño al lado y es la bondad personificada.
No lo es, es un individuo que sabe mucho de la política eclesiástica y es muy necio y muy terco.