Está emparentado con el poder. Es primo de la primera dama y del Presidente de la República, hermano del jefe del DNI y primo también de la tesorera nacional, de un senador, del gobernador de Santiago, del director del hospital de San Isidro, del cónsul en Miami, entre otros, y sin embargo, vive humildemente en Manganagua donde lo quieren y aprecian más por sus prédicas y enseñanzas que por sus influyentes vínculos.
Manuel Ramón Cruz Méndez nació en Gurabo el diecinueve de octubre de 1930. Fue sacerdote católico durante veinte años y colgó la sotana por diferencias con el obispo Polanco Brito. Pero sufría no poder llevar el mensaje de Cristo siendo católico, porque cuando se renuncia a los hábitos, el ex cura no puede asumir compromisos pastorales. Los evangélicos con su Biblia debajo del brazo en labor misionera le hacían reparar en sus conocimientos y le estimulaban el deseo de trasmitirlos por lo que decidió buscar otra religión donde continuar su sacerdocio. En 1984 ingresó a la Iglesia Episcopal.
Por su vocación sacerdotal, consagración al magisterio, amor a la enseñanza que brindó en dos universidades, colegios privados y liceos secundarios, en el país le llaman el padre, el profesor, el padrecito.
Hoy están truncas sus mayores pasiones: leer y escribir. La vieja mecedora que le acogía con un libro, apenas es ya un lugar de descanso en la inmensa galería desde donde saluda a los vecinos porque a los problemas de próstata, diabetes, alta presión y un poco de sordera, se agregan unas cataratas que se niega a operar. El padrecito, sin embargo, oficia a veces misa, ofrece conferencias y hace esfuerzos por no perder el hábito de la lectura.
Este hombre sencillo que no ha abandonado comportamiento y expresión rurales, es una enciclopedia producto de estudios prolongados y experiencias acumuladas de toda índole. A lo aprendido en los seminarios del Santo Cerro y Santo Tomás de Aquino añade licenciaturas y maestrías en filosofía, letras, ciencias políticas, historia, psicología escolar, pedagogía, apreciación musical y periodismo.
Retirado prácticamente del mundo, jubilado, sin mayores obligaciones que llevar y recoger a su nieta en la escuela, vive con sus recuerdos, una inmensidad de fotos de los momentos estelares en el clero, los artículos publicados en un montón de periódicos y revistas y los libros que entregó al país: Historia social Dominicana. Cultura e identidad dominicana. Santo Domingo a fines del siglo XVIII. El jengibre en la economía del Santo Domingo Colonial 1580 1630. Y con la familia que siempre soñó y que formó cuando el veintiséis de junio de 1971 casó con Pilar Fernández, la esposa afanosa en las tareas domésticas, madre de sus hijos Manuel Ramón y Francisco Octavio.
Los poderosos familiares que tiene en el mando de la nación no lo envanecen por sus posiciones. Habla de ellos con cariño aldeano, remontándose a su infancia en el Gurabo del que ha escrito una historia que está inédita. ALa circunstancia de que el Presidente de la República sea de allá ha puesto a Gurabo de moda. Él fue un joven que se distinguió por sus estudios y en lo social. Era una persona verdaderamente atractiva, carismática. Como agrónomo era capacitado, es especialista en tabaco. A Hipólito lo vi nacer, sus padres eran Polín Mejía y Marina Domínguez, dos personas muy buenas, entonces a él lo crió Mamá Belica, su abuela paterna. Casó con Rosa, que es mi prima segunda, hija de Ramón Gómez, mi tío, siempre nos tratamos@.
El profesor es además hermano del mayor general piloto Fernando Cruz Méndez (Gurabito), jefe del DNI, de Adalberto (fallecido), Juan y Federico, hijos de Luis Cruz Díaz y Mariana Méndez Gómez. APapá tuvo otros hijos que nos criamos juntos y nos queremos muchísimo@, comenta el primo de Pastora y Víctor Méndez, Ramón Gómez, Marcelo Méndez Inoa, Rafito Gómez…
AGurabo ha sido una comunidad rural que desempeñó un papel importante en el proceso histórico dominicano. Participó en la restauración, en las guerras haitianas. Allá han nacido dos primeras damas: Santos Domínguez viuda Jimenes, esposa del presidente Juan isidro Jimenes, que venía siendo tía de Hipólito, y Rosa Gómez@.
[b]EL CURA[/b]
El ejemplo edificante de los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús que iban a Gurabo despertó su vocación. Entró al seminario en septiembre de 1946 y fue ordenado sacerdote el trece de abril de 1957 en la Catedral de Santiago, por monseñor Polanco. De ese especial momento de su vida es la mayor cantidad de fotos. La madre llorosa, él emocionado, los hermanos en primera fila, el papá de Hipólito Mejía al fondo. Sacerdotes que fueron compañeros y superiores: Salvador Pérez, Gilberto Jiménez, Ramón Grullón, Juan Antonio Flores, Hipólito Fernández, César Hilario, Bisonó, Taveras, Batista, Bobadilla, Santana Marcano, diocesanos a los que dice guardar un gran cariño.
AMe gustó el sacerdocio, me sentí realizado, fuera de algunos contratiempos que tuve con monseñor Polanco. Nunca llegamos a entendernos, pero comprendo que también di motivos, no toda la culpa fue de él, su manera de ser y la mía eran diferentes. Él era práctico, disciplinado, formalista, muy canónico y yo siempre he sido un poco informal, aunque me gusta la legalidad@. En cambio, después se llevó muy bien con Roque Adames.
Estuvo como vicario cooperador en la catedral de Santiago, Pueblo Nuevo, Moca y Gaspar Hernández y como párroco en Navarrete, Luperón, Mamey. Pero llegó un tiempo, sin embargo, en que sintió haber fracasado en la iglesia, tal vez en parte por su temperamento depresivo, pero entendió que lo tenían marginado, los demás compañeros fueron promovidos, él no. Pensó que sus superiores habían sido injustos con él. AMi manera de ser hizo que no me estimaran lo suficiente y pensé que como profesor podía hacer una labor más positiva. Estaba joven y guardaba en mi subconsciente la idea de un hogar, no me concibo solo@. Y salió en 1968 pese a los consejos y promesas de monseñor Adames.
A partir de entonces se dedicó a estudiar, al magisterio, la investigación histórica. Fue maestro de la Salle, el colegio La Milagrosa. En Los Minas, el ensanche Ozama, la UNPHU y la UASD por más de veinticinco años. Fue empleado del departamento de historia del Museo del Hombre Dominicano.
Ahora es sacerdote episcopal. ANo es que seamos enemigos ni que estemos contra los católicos, sencillamente, en la administración nos gobernamos por obispos propios de la iglesia. A los sacerdotes se les permite estar casados. Me gustan las dos porque, en el fondo, lo que pasa es que la católica tiene su cabeza jerárquica en Roma y la otra en Inglaterra, pero es la católica con dos modalidades diferentes. Para mí, es una sola iglesia@, afirma Cruz Méndez quien comenzó ejerciendo en El Portal, siguió en la Capilla San Pablo, fundó un templo en el ensanche Ozama y ejerció en La Sagrada Familia. Ayuda en la Epifanía y va los fines de semana a Azua donde es uno de los fundadores de una congregación, pese a que lo jubilaron al cumplir setenta y dos años.
No es crítico de los católicos, al contrario, les agradece su formación así como guarda gratitud a los episcopales porque le han enriquecido en los aspectos teológicos, espirituales, pastorales. ASi volviera a nacer sería lo que he sido: sacerdote, maestro, padre de familia, esposo, gurabero…