El padre de hoy

El padre de hoy

Ser padre siempre ha sido una gran responsabilidad. Pero el tiempo en que vivimos demanda emplearse bien a fondo para cumplir con este rol.

El primer gran reto tiene que ver con la manutención. Los hijos no entienden nada de crisis económica, de reducción de nóminas, de aumento en los precios de los alimentos, de la casa, del colegio, del pasaje y de…

Ellos dan por un hecho que todo debe siempre estar disponible.

Mientras juegan, sueñan y se divierten, el padre se rompe la cabeza calculando cómo es que va a cuadrar el mes y qué es lo que va a hacer con lo poco que recibe.

Tener un hijo como Dios manda en este tiempo cuesta a cualquiera un riñón y algo más.

Se está dando el caso en muchas sociedades que llegan a hombres y no quieren abandonar el nido. Simplemente porque es mejor recibirlo todo en casa y dormir como oso a tener que empezar a luchar día a día, como lo hace el progenitor.

Pero si desafiante es lo primero, duro resulta, también, mantenerlo por el sendero correcto.

Son muchos los elementos adversos que se levantan en contra de quien desea inculcar en sus vástagos valores morales, éticos y espirituales.

Tenemos ante nosotros un bombardeo permanente de elementos perniciosos a las buenas costumbres que no da tregua.

Hoy lo que se glorifica es el materialismo, el dinero, el éxito sin importar cómo y, sobre todo, la vida de sensualidad. La mente y el corazón están en beber, fumar, sexo, lujo, ropa, comida y mucho más.Todo esto, pero sin sacrificio.

Muchos padres sienten frustración al ver que sus hijos se empecinan sólo en la necedad y en un estilo de vida muy distinto al que ellos aprendieron.

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