El padre de Obama

El padre de Obama

Dentro de un mes celebrará el país el día del padre. En Estados Unidos de Norteamérica homenajearon a los padres el tercer domingo del presente mes. Barack Obama recordó a su papá, fallecido muchos años atrás, en Kenia, África. Franco -atípico habría dicho Hipólito Mejía-, recordó que su progenitor no fue dechado de virtudes paternas. Y pidió a los padres estadounidenses, que se vinculen a sus hijos y se mantenga con ellos una relación fructífera y enriquecedora.

Obama se ha dedicado a transformar sin aspavientos un mundo de liviandades y desconcierto. Atípico sin groserías –repito aquel término por razones especiales-, destaca la crudeza de su propia niñez en una nación que adolece de una familia cabal. El enorme poder de esa nación impulsa la emulación. El resultado final son las distorsiones que se sufren en la gran mayoría de las repúblicas occidentales. Obama lo sabe porque fue víctima de ellas. A medio camino entre Oriente y Occidente él se halla en las fronteras entre el cristianismo y el islamismo.

Ha sabido valerse de ello. Porque es hábil. Y sabe aprovechar una oportunidad concedida de lo Alto para el próximo giro del género humano. Quizá por ello fue crítico, condescendiente y comprensivo frente a la memoria de su padre, cuya figura recuerda con respeto. Si la gestión que cumple alcanza plenitud tal vez estemos a las puertas del fin de una época de familias deshechas o fragmentadas.

La sociedad de los últimos setenta años incita a la destrucción del hogar. Facilita la evasión de los cónyuges ante problemas que nuestros padres se soportaron entre sí como expresión de sacrificio por la estabilidad y los hijos. Sus abuelos, que construyeron esas estructuras, legaron al mundo contemporáneo las bases sobre las que creció la sociedad. Con la desmembración del hogar no se forjan sino techumbres bajo las cuales conviven seres humanos, sin sentido de solidaridad, mutua devoción o fraternidad. Hacia tales objetivos del ayer apuntó Obama al celebrar la memoria de su padre y pedir que nos distanciemos de esa forma de crianza.

Este martes es el último del mes de junio. En dos días más comenzamos a contar los días de julio. El último de sus domingos lo dedicamos a los progenitores. Aunque el llamado de Obama no estuvo dirigido a los dominicanos, sus palabras tocan a todos los seres humanos. Con un mes de por medio hay espacio para que el llamado del mandatario estadounidense sea objeto de examen. Padres e hijos están llamados a la metamorfosis planteada. Porque los hijos de hoy son padres mañana.

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