El padre de Starlin Castro hizo todo lo posible para que fuera pelotero

El padre de Starlin Castro hizo todo lo posible para que fuera pelotero

Jeff Passan
 Yahoo! Sports
 
 Habrá noches en que el mundo parece explotarse y la presión aprieta como si fuera un torniquete y el estadio entero se torna en un abucheo.

Y en esos momentos, Starlin Castro se recuerda que podría estar sentado en un bote.

Ahí fue que Diógenes Castro pasó décadas trabajando largas horas para una paga miserable en Montecristi, Repúblia Dominicana, donde se crió Starlin junto a cuatro otros niños.

Ellos vivían cerca de la autopista Duarte, en un barrio llamado Las Flores. Starlin dijo que ya no hay tantas flores allí.

Aunque Diógenes no podía pagar un guante para Starlin, él trabajó para que su hijo fuera un pelotero.

Diógenes había sido uno, mucho antes que los scouts peinaran la República Dominicana y enviaran peloteros a sus academias, pero nadie encontró a Diógenes así que él se fue al bote.

Pero trató de conectarse con el béisbol de muchas otras formas; el nombre Starlin es en honor a Stan Javier, el jardinero dominicano.

Resulta que este muchacho es mejor de lo que se puede pensar, una máquina de bateo y futuro líder de promedio. El primer niño de los 90 en jugar en las mayores y a un año de su debut como torpedero de los Cachorros de Chicago, el pelotero más joven de las mayores con 21 años.

Lo que dificulta su vida con noches como las del lunes, cuando cometió tres errores en el Wrigley Field y la fanaticada se lo quería comer vivo.

El todavía está aprendiendo, todavía crece. Todavía hace lo que su padre le inculcó: mantente alejado del maldito bote.

Diógenes Castro llevó a pescar a Starlin. Quería que su hijo viera lo que necesitaba evitar.

Los pescados servían para poner comida en la mesa. Pero también acabaron con la voluntad de Diógenes.

“Esta vida no era buena”, dijo Castro. “Voy con él un par de veces, veo cómo es. Cuando firmé, le dije: cógelo suave ahora. Yo me encargo de todo”.

Para Castro, los US$60 mil que le ofrecieron los Cachorros era como una lotería.

Era una miseria comparado con los millones que conseguían buscones de alto calíbre.

Castro era más un bateador de “flys” para José Serra, el escucha que ha llenado de jugadores de impacto a la organización que gasta poco dinero en América Latina.

Casi inmediatamente, los Cachorros se dieron cuenta de la ganga que tenían en sus manos .

Su swing, su velocidad y su habilidad de mantenerse en la zona de strike y la forma en que las dispersa por todas partes, lo convirtieron en una prioridad.

Por eso escaló tan pronto en las menores y hoy es una realidad en el equipo, siempre recordando lo lejos que hoy se encuentra del bote de su padre. 

Zoom

Su debut

Castro terminó la pasada temporada bateando .300, apenas el 20mo jugador que hace algo parecido a los 20 años. Esta primavera regresó como un bateador completamente diferente, como dijo el abridor Clayton Kershaw. Era más grande, unas dos pulgadas y 15 libras más fuerte. Dejó de hacer swings locos y ahora su choque de bola es mucho más frecuente. Por eso se ha convertido en un jugador mucho más peligroso y desde ya comienza a generar mucha atención de todas partes del negocio. Solo ocho jugadores hacen más contacto que Castro, de acuerdo a un estudio de las mayores.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas