Su apariencia humilde y su personalidad sencilla no reflejan al estudioso que domina siete idiomas, incluido el creole, lengua hablada en Haití. Es traductor, escritor, no solo de libros, sino de artículos de opinión.
Cursó carreras de ciencias de la educación, filosofía, teología, trabajo pastoral, estudio intensivo de la Biblia, teología latino afroamericana, no solo en República Dominicana sino en Israel, Colombia, Cataluña y Barcelona, España…
Conserva amistad con influyentes personalidades del Vaticano desde que formó parte de la Comisión Internacional Católica para las Migraciones, representando la región del Caribe. Hay quienes dicen que aún lo consultan sobre la problemática de Haití.
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Esa figura delgada, de sonrisa amplia, rico vocabulario, expresión espontánea, es el padre Julio Acosta, al que llaman Julín, y a él parece gustarle el diminutivo que hace honor a su anatomía, pero que parece más una demostración de cariño.
No evidencia vanidad por su sabiduría, que provoca que le llamen “maestro”. No alardea por sus perfectos español, inglés, francés, portugués, creole, catalán, italiano. Sorprende escucharlo conversar con tan increíble facilidad el creole cuando algún haitiano le visita.
Pero de quien habla con mayor satisfacción, tanta que el tema abarca casi todo el encuentro, es del expresidente Juan Bosch. El suyo es un Bosch poco tratado, que prácticamente solo conoció este sacerdote diocesano, párroco de la Iglesia San Pablo, de Barahona, de feligreses provenientes de barrios marginados, chiriperos y emigrantes. En Santo Domingo, es acogido en la parroquia Santo Cura de Ars.
Juan Bosch
Aunque lo conoció en 1962 haciendo campaña en Salinas y Cabral, fue en 1976 cuando iniciaron esa camaradería que duró hasta la muerte del exgobernante.
Bosch había escuchado hablar de un sacerdote que trabajaba en la frontera y fue a conocerlo. Le dijo que Lidio Cadet le había hablado mucho de él. “En ese momento repetían que Lidio había dejado al maestro Jesús por el maestro Juan Bosch”, comenta sonriendo.
En Juan Bosch “siempre estaba la persona amistosa, sencilla, humilde, con una reciedumbre de espíritu sin par”.
-Algunos lo definen diferente…
“La monstruosidad que construyen los medios es en torno al personaje, o a personalidades, creo que era más persona que personaje”.
Define su amistad como franca, sencilla, leal, honesta, de calidad humana, “no tenía paralelo. Te acomodaba más a ti que donde él se sentaba”.
Señala que en más de tres décadas nunca hablaron de política. “Era el amigo maestro del que se siempre se aprende”.
Fue a verlo a Cuba “cuando lo trataron de un sangrado”. Asegura que “Castro lo respetó tanto que es el visitante internacional con quien más se esmeró para su cuidado. Había que ver dónde lo tenía, en una residencia”.
Antes, Julín visitó a Bosch en una clínica local por otro internamiento a las 12 y cuarto de la madrugada. “Lo atendió el doctor Félix Doñé”.
Se tuteaban. Afirma que “en la cultura catalana la amistad es sagrada, el catalán tarda mucho para dar amistad, en Bosch significaba la lealtad inquebrantable, la autenticidad cristalina”.
Cuando falleció el líder, en principio solo estuvieron en la capilla, Carmen Quidiello, esposa de Bosch, Diómedes Núñez y Julio Acosta.
El padre Julín
Nació en Cabral el 20 de julio de 1948, hijo de Ozema Acosta y Estanislao Félix. Allí y en Barahona concluyó enseñanza secundaria. Cursó licenciatura en la UNPHU y estudios sacerdotales en el seminario Santo Tomás de Aquino. En Cataluña estudió con religiosos jesuitas.
En el seminario tuvo como rector a Francisco Arnaiz y entre sus profesores a Carlos Benavides, Mateo Andrés, Miguel Sáez, Jesús Veiga, Julio Escobar. Fue condiscípulo de Julio Zayas, Julián Zapata, Freddy Bretón, José Chez Checo, Gabriel Read, Víctor Hugo Deláncer, Félix de la Rosa, Víctor García…
Aprendió creole en parroquias de Pedernales, Enriquillo, Vicente Noble, Neiba, Tamayo, Duvergé… Estuvo 10 años en Baní junto a Príamo Tejeda y Freddy Bretón y luego en pueblos de Haití cercanos a Hinche. Un cura de Anse-á- Pitre le pidió que celebrara la misa y ahí empezó a oficiar en creole, los domingos, luego pasó a Banan y en ambas comunidades estuvo siete años. El pueblo haitiano tiene gran devoción por la Virgen de La Altagracia, expresa.
Bosch escribió al padre en “Cuento de Navidad”: “A Julín Acosta, que se sabe este cuento mejor que yo…”.
El sacerdote ha publicado Teología de la ternura; Aberración imperialista, Ideología e idolatría perversas. Y escritos sobre racismo y antihaitianismo; Ética e ideología neoliberal; Monseñor Romero; Haití: ¿Estado fallido o mal herido?; Haití: Filosofía de resistencia, entre muchos otros.