El padrón electoral merece confianza

El padrón electoral merece confianza

Las últimas denuncias en torno al padrón electoral carecen de fundamento y refuerzan el criterio de que seguir erosionando la imagen de la Junta Central Electoral (JCE) no contribuye a que las próximas elecciones presidenciales sean una transparente expresión democrática.

Los últimos dos comicios han demostrado que el padrón electoral fotográfico es un documento confiable y al estar a disposición de todos los interesados resulta más difícil su alteración por lo menos en proporciones significativas para vulnerar la voluntad popular.

Las circunstancias que rodean el actual proceso electoral justifican una actitud de vigilancia pero no las denuncias alegres e infundadas que sólo contribuyen a crear un ambiente de desconfianza que estimula la abstención de los electores y el descrédito de quienes están llamados a ser garantes de la institucionalidad democrática.

[b]EL SÍNDROME DEL FRAUDE[/b]

Sólo la historia del fraude electoral que rigió casi todos los procesos electorales dominicanos hasta 1994 puede explicar la persistencia con que los agentes políticos de oposición denuncian irregularidades carentes absolutamente de fundamento.

Las denuncias de las últimas semanas son tan infundadas que rayan en la infantilidad política y sólo contribuyen a la creación de un clima de incertidumbres y pesimismo en el que podrían parecer normales los arrebatos.

Es obvio que la desconfianza tiene algún fundamento en la composición de la actual Junta Central Electoral, integrada en su mayor parte por allegados al partido de gobierno y a la facción que encabeza el presidente Hipólito Mejía empeñado en buscar una reelección en las circunstancias más desfavorables.

Pero esa JCE ya fue objeto de una reestructuración consensuada a principios del año pasado y está llamada irremediablemente a ser el árbitro de los comicios presidenciales de mayo próximo, por lo que insistir en el fraude electoral como un fatalismo no la estimula a realizar esfuerzos de transparencia y equidad.

Una cosa es que la mayoría de los jueces electorales puedan inclinarse a favor del continuismo en materias de interpretación y otra que se presten a organizar un fraude que quedaría a la vista de todo el mundo y generaría una crisis de proporciones internacionales, contradictoria de la transparencia que hoy se reclama en el ejercicio supremo de la democracia.

El discurso de la oposición política debería fundamentarse en que la historia del fraude electoral concluyó en 1994 con un alto costo político y que todo intento de reeditarla está condenado al fracaso, y de esa forma fortalecer los principios democráticos que, hasta prueba en contrario, han enarbolado los jueces electorales.

Entre analistas se cree que las energías de la oposición y de cuantos luchan por la transparencia electoral deberían concentrarse en la prevención constructiva, especialmente en el entrenamiento de sus agentes para los colegios y las juntas electorales, en vez de la denuncia alegre que sólo sirve para crear un ambiente de desconfianza que estimula la abstención de los electores.

[b]AVANCES ORGANIZATIVOS[/b]

Cuando la JCE se reunió con los delegados políticos y técnicos de los partidos políticos el viernes 13, ofreció suficiente información demostrativa de que el padrón de electores es un instrumento confiable, con un total de 5 millones 22 mil 445 electores en más de 12 mil colegios de votación. Se comprometió a entregarlo a los partidos en disco magnético el próximo 1 de marzo, cuando faltarán 75 días para la elección presidencial.

El 16 de marzo empezarán a imprimir el listado que irá a las juntas electorales y a los colegios de votación, copia del cual también entregarán a los partidos reconocidos. Aún sujeto a depuraciones y verificaciones los interesados han dispuesto del padrón, lo que ha permitido al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) realizar recientemente un minucioso trabajo de verificación a nivel nacional.

La misma junta iniciaría en los próximos días un servicio en los grandes centros comerciales y de aglomeraciones humanas del país para que la ciudadanía pueda verificarse en el padrón electoral. Además de que, como en los últimos dos comicios, operarán el sistema de “Phono Junta” y de Internet para ofrecer información sobre la ubicación de los electores y electoras.

La JCE anunció el jueves que ya dispone del 65 por ciento de los ciudadanos que integrarán los colegios electorales, faltándole aún unos 23 mil, y ha permitido que las instituciones de la sociedad civil participen en el reclutamiento de los voluntarios. Hace varias semanas concluyó la reorganización de las juntas electorales municipales, de consenso con los partidos reconocidos, sin que se produjera denuncia alguna respecto a esas importantes decisiones.

La organización del proceso electoral se realiza dentro de los plazos establecidos, lo que permitió al presidente de la JCE, Luis Arias, y al director general de elecciones, Gilberto Cruz Herasme, dar garantías esta semana de que todo estará en orden para el ejercicio cívico del 16 de mayo.

Anunciaron que están por dar inicio al proceso instructivo de las juntas electorales de todo el país y de los integrantes de los colegios de votación, estimados en más de 60 mil personas.

Los matriculados para votar en el exterior, que será la novedad de los próximos comicios, totalizan 52 mil 416 distribuidos en 103 colegios electorales, de los cuales más de 19 mil están localizados en Nueva York y 10 mil en España. El resto se concentra en Puerto Rico y ciudades de Estados Unidos, como Boston, New Jersey y Miami, así como en Venezuela y Canadá.

El empadronamiento en el exterior se ha realizado con total transparencia y con la participación de delegados de los diversos partidos reconocidos, sin que se haya producido denuncia alguna de irregularidad. Aunque aquí hubo quienes pretendieron sembrar dudas por el hecho, absolutamente normal y previsible, de que en las semanas de cierre se elevó el número de los concurrentes.

[b]LOS 771 MIL “DISLOCADOS”.[/b]

Entre las numerosas denuncias sobre el padrón electoral resalta la de los 771 mil ciudadanos y ciudadanas removidos de mesas electorales, que algunos han persistido en calificar como “dislocados”, sin aportar el más mínimo fundamento.

Debido a la premura con que se estableció el padrón electoral fotográfico para los comicios del 2000 y al hacinamiento en locales inapropiados para responder a la aglomeración que auspiciaba el llamado colegio electoral cerrado, la JCE se vio precisada a crear nuevas mesas “hijas” de las originales y al traslado de muchas a las nuevas edificaciones escolares que iba haciendo el Estado, generalmente a cortas distancias.

Para los comicios del 2002 los removidos o reubicados sumaban 771 mil, cifra que se ha mantenido, porque para este proceso no ha habido necesidad de más remociones. El asunto fue discutido y explicado varias veces con los delegados técnicos y políticos de los partidos, a quienes se les entregó los listados de los removidos.

La JCE envió cartas a los afectados indicándoles su nueva ubicación. Miles se informaron por Internet y “phono-junta”, se hizo campaña en los medios de comunicación y se colocaron pancartas en los centros de votación.

Tanto en los comicios del 2000 como en los del 2002 fue obvio que no hubo electores dislocados y casi todos los removidos lograron reubicar sus colegios y ejercieron el sufragio, contradiciendo las denuncias y malos augurios que se expresaron en las campañas electorales.

El asunto fue tan manoseado que se constituyó en el principal elemento de observación de la red del movimiento cívico Participación Ciudadana en los comicios del 2002. Los resultados demostraron que las aprensiones carecían de fundamento.

El informe de la observación electoral indica que en el 16.6 por ciento de los colegios verificados se presentaron casos de personas que no aparecían en las mesas que indicaban sus carnets, representando un 3.79 por ciento de los electores de esos colegios. En comparación con el universo de electores el porcentaje se reducía al 0.84 por ciento. Precisaba que, aunque no se pudo medir, muchas de esas personas que tenían dificultades lograron encontrar finalmente su mesa de votación.

El informe de Participación Ciudadana señalaba que ese problema se había registrado durante la observación del 2000 en un 24.6 por ciento de los colegios, lo que implicaba una reducción del 33 por ciento.

El Segundo Informe emitido a las 9.30 de la noche del 16 de mayo del 2002, comenzaba indicando que “la observación nacional de las elecciones celebradas en el día de hoy permite concluir que asistimos a un mejoramiento del sistema electoral dominicano”.En similares términos se manifestaron los grupos de observadores internacionales, que en los dos últimos comicios ponderaron la seguridad del nuevo padrón electoral fotográfico, lo mismo que la generalidad de los medios de comunicación.

[b]SIN FOTOS Y DOBLE CÉDULA[/b]

Otras de las denuncias de “irregularidades se refieren a unos 44 mil ciudadanos que aparecen en el padrón sin fotografías y a más de 20 mil a quienes se les emitió más de una cédula, porque se hicieron operativos masivos “fuera de línea” electrónica y muchas personas solicitaron su cédula más de una vez.

En ambos casos, las denuncias citan precisamente las cifras aportadas por la propia JCE, que ha dado los respectivos listados a los partidos. Los que aparecían sin fotos eran 103 mil para los comicios del 2000, y las campañas y llamados de la JCE los redujeron a 49 mil para octubre, y todavía quedan 44 mil. Para votar requieren presentar su cédula.

En cuanto a los de doble cédula, el director general de elecciones demostró que no votaron más de una vez, y que se les mantiene la inscripción sólo en el colegio donde sufragaron. Se hizo una prueba con periodistas para demostrar que el sistema actual rechaza cualquier intento de doble inscripción.

Finalmente se ha denunciado el caso de los electores que aparecen uniformados. Igual fue la JCE la que proporción la cifra: 2 mil 900. Se trata de personas que tenían su cédula como militares y al ser dados de baja o retirados fueron a solicitar un cambio para “civil”. Se les emitió una nueva cédula, pero el sistema tenía pendiente el procesamiento de la nueva cédula. De haberse inscrito fraudulentamente se presume que evitarían aparecer con el uniforme militar.

Definitivamente hay mucho ruido en el ambiente preelectoral.-

Publicaciones Relacionadas

Más leídas