El país bajo la consigna del  4%

El país bajo la consigna del  4%

En la historia del país pocas consignas han motivado  tan sólida unanimidad como el reclamo de que el Estado cumpla sus propias reglas y destine a la educación  un 4% del PIB. La convicción generalizada es que el Gobierno tiene que cesar ya de aplazar este mandato  consignado en la Ley General de Educación y que tiene el aval técnico de organismos especializados locales e internacionales.

Hay una enorme red social con cientos de organizaciones  comprometidas con esta consigna. La Conferencia del Episcopado  Dominicano, que se adhirió ayer a la demanda del 4%, cuestiona el hecho de que, al estar insuficientemente financiada, la educación  en sí misma se desarrolla en un ambiente de exclusión.

El carácter heterogéneo de la red que sustenta el reclamo debería llevar al Gobierno a reflexionar sobre la inutilidad de las ambivalencias que han caracterizado su posición al tratar este asunto. Debe conducirlo a revisar su estilo de inversión y de gasto, que privilegia grandes obras urbanas y relega  servicios como la educación, que son vitales para el avance de los pueblos.

Invertir en educación no es solamente sembrar de aulas un país, sino también enfatizar permanentemente en los aspectos cualitativos de la enseñanza. El país   está unificado en torno a  la consigna de que se destine el 4% del PIB para afinar el verdadero  motor del desarrollo.

Hospitales en coma financiero

Una especie de coma financiero se ha apoderado de los veintitrés hospitales del Instituto Dominicano de Seguros Sociales.

Los aprietos obedecen a que llevan seis meses sin recibir subvención y esto los ha cargado de deudas y disminuido su capacidad de servicio.

La situación afecta a un segmento importante de los abonados a la seguridad social, que deben recibir atenciones médicas específicamente en los hospitales del IDSS.

Es difícil comprender que unos hospitales que tienen asignación en el Presupuesto Nacional lleven seis meses sin recibir las subvenciones correspondientes.

Los apremios financieros están ocasionando dificultades mayúsculas en esos centros, perjudicando a miles de pacientes. Sus servicios están seriamente limitados por las insuficiencias materiales. Hay que ir en su auxilio.

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