El país contaminado por los falsos valores

El país contaminado por los falsos valores

Aquellas inquietudes cívicas, como las de 1965 y de 1984 volcadas en las calles de la capital y en algunos pueblos del interior, han desaparecido en el siglo XXI. Y es fruto del egoísmo generalizado y de una hábil estrategia política para moldear la conducta elaborada con tiempo y habilidad logrando una sociedad indiferente y pendiente al lucro y a otros valores. El país está secuestrado por una claque política muy depredadora
Hay que quitarse el sombrero, que ya no se usa, ante la sabiduría de los artífices peledeístas de ajustar las necesidades de las gentes. Y es lo que ellos, desde sus gobiernos, suministran con el despilfarro de los recursos públicos. Esos son cada vez más abundantes, fruto de una cacería impositiva muy bien llevada. Lástima que no sean para el bienestar y el desarrollo .
Los estrategas peledeístas, apoyados inicialmente en las doctrinas inculcadas a base de incomodidades y mal genio del profesor Juan Bosch, asimilaron e inocularon a su escasa membrecía las mismas, mientras veían el poder desde las gradas. Gracias a la habilidad de un disminuido doctor Joaquín Balaguer, a quien se le cercenaron dos años a su último mandato, logró maniobrar para evitar que el líder del PRD, el doctor Peña Gómez, alcanzara el poder. Esto fue muy triste para el país ya que dos años después fallecía de un fulminante cáncer. De esa manera los afanes y aspiraciones de Peña Gómez fueron tronchados de mala manera para él y su inmensa cantidad de seguidores que todavía lo recuerdan con cariño.
El PLD, después de su primer mandato al finalizar el siglo XX, en el siglo XXI retornó al poder en el 2004 ya sin el temor de las miradas de su procreador. Desde entonces ha navegado con viento favorable frente a una oposición inmadura e inexistente donde sus angustias son desplazar del poder a los morados para darle continuidad a un modelo de esquilmar el tesoro público. Tal es el objetivo de la débil oposición existente, que sin programas atractivos y ofertas gubernamentales de peso para el ciudadano, solo transparentan en sus aspiraciones que tan solo es “quítate tu para ponerme yo”.
Toda clase de negocios ha visto la ciudadanía, desde los más serios de procurar un sistema de compras transparente para ser suplidor del Estado, hasta los más turbios de un escalamiento del lavado de dinero y el auge del narcotráfico que se traduce en grandes torres, restaurantes y tiendas de lujo y villas con todo el confort moderno.
Mientras, se ha logrado la estrategia a largo plazo de convertir a los dominicanos en una sociedad domesticada, egoísta y sumisamente obediente con solo la aspiración de recibir favores de un Estado populista o anhelar alcanzar el estatus de bienestar que ya tantos disfrutan en el régimen. Esto lo ven los demás y ya olvidaron los afanes de rebeldía que antes caracterizaba a los dominicanos y eran una distinción de una sociedad efervescente.
En pleno siglo XXI vivimos en una nueva sociedad con otros valores muy apartados de los que tradicionalmente disfrutábamos los dominicanos. Hasta la música de aquellos boleros y merengues de antaño junto con la salsa o la guaracha son cosas del pasado. Ahora, con el dembow, o el hip hop o el merengue de calle, ha dejado a las nuevas generaciones en el aire como a la espera de la droga sin saber que van a disfrutar cuando los representantes de esos ritmos sin letras decentes lo primero que hacen en sus movimientos es colocarse la mano en la bragueta.
La rebeldía innata del dominicano se ha amansado por el poder del egoísmo y el disfrute del dinero. Este a raudales se dispensa por un partido que solo busca perpetuarse en el poder. Lo más conveniente es tener dinero para disfrutar de las cosas que antes solo una parte de la sociedad tenía acceso a esos deleites que se proporcionan en una sociedad amoldada al disfrute sin posibilidades de rebeliones o revueltas sangrientas como era bastante normal en la vida dominicana del siglo XX. Ahora se consigue o adherido al poder o por la delincuencia rampante que nos ahoga.
Se han enterrado las inquietudes gracias a estrategias bien llevadas de los cerebros peledeístas. Esas inquietudes fueron por mucho tiempo, desde los albores de la independencia, la característica de la raza. Y esas inquietudes, que con tanto vigor afloraron en las primeras tres décadas del silgo XX, fueron ahogadas por más de 30 años hasta que en 1965 hicieron explosión de coraje y valentía para lograr el retorno a la constitucionalidad. Pero ahora el empeño es ver de dónde que van a sacar los recursos para competir en esta sociedad de lujo y despilfarro creyéndonos que estamos sumergidos en uno de los países más prósperos del mundo pero con una delincuencia que nos aprisiona…

Publicaciones Relacionadas

Más leídas