FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Los norteamericanos han sido especialistas en crear sus superhéroes particulares en tiempos de calamidad económica, como aquellos que surgieron a la sombra de la gran recesión de los 30 y los que luego llegaron para combatir al totalitarismo. Sin embargo, existe un país en el mundo que está lleno de superhéroes, que sin estridencias han sabido sostener una nacionalidad y progreso contra viento y marea, pese a su corrupta clase política, que todo lo devora.

Dominicana, ubicada en el trayecto del Sol como decía el gran poeta Pedro Mir, ha estado marcando de una forma persistente, tenaz y admirable, un sendero de supervivencia y de progreso. Es que tiene que luchar en contra de una andamiaje político, legal, antojadizo e interpretativo, que fue establecido por una burocracia trujillista para que nadie intentara impulsar ningún proyecto de empresas. Sin embargo, se sobrevive y el país ya se visualiza como el seguro granero del Caribe, en vista de los ejemplos que está dando para la seguridad alimentaría.

No hay dudas de que, pese a tantos inconvenientes oficiales que entorpecen la libre empresa y aparte de la corrupción, nos damos cuenta que hemos estado alimentando a casi 20 millones de seres entre nacionales, haitianos y turistas con la producción agropecuaria de la nación. Entonces, fruto del desarrollo turístico y de las remesas, nos damos el lujo de importar lo que no producimos, sin afectar la balanza de pagos. Con excepción del período 2000 al 2004, la incapacidad y la corrupción de una administración del Estado, nos convirtieron en un país insolvente, y con todos y esos desmanes perredeístas, el país sobrevivió, ya que se dispuso de los alimentos esenciales para el sostenimiento humano.

Este es un país lleno de superhéroes, que sin ser reconocidos aportan de diversas maneras su trabajo, esfuerzos y aspiraciones para vivir en una sociedad mejor, lo que se empaña de mala manera por la galopante y viciada clase política, cada vez más corrupta e inepta. Esto quedó demostrado en las pasadas elecciones, cuando sin reflexionar en sus discursos en contra del oficialismo, no supieron contrarrestar la efectiva estrategia desarrollada por estos con su peculiar PLD, pese a que tienen el lastre de ser considerados como prepotentes y arrogantes.

Hay esperanzas para el futuro nacional, pese a tan espesos nubarrones internacionales, con un petróleo cada vez más caro y alimentos encareciéndose a ojos vista. Aún cuando nuestros productores siempre viven gritando miserias, son apasionados con el trabajo, evidenciándose en la creciente producción alimentaría. Se destaca de cómo se superan muchas trabas burocráticas y hay abundancia de los rubros esenciales para el consumo diario, pero que ahora tienen que pagarse al valor real de su producción, afectado por el transporte más caro, así como los insumos para la siembra y su cosecha posterior hasta llegar a los centros de consumo.