José Báez Guerrero me ha enviado su nuevo libro de poemas, titulado “La cura del deseo”, con una amable dedicatoria que agradezco. El último poema, que lleva el título del libro, concluye así: “La cura del deseo es la ola marina:/ se estrella en la playa/ o rompe su espuma/ en algún arrecife o quizás/ la cortan los dientes del acantilado./ Y no bien muere esa llega otra detrás./ No sabemos si la palabra “cura” se usa en el sentido de curación o sanación; o si, por el contrario, “cura” es lo mismo que cuidado o conservación, como se dice de los “curadores” de museos de pintura, o de sacerdotes dedicados a “cuidar las almas”.
Lo más probable es que José Báez haya querido decirnos que el deseo es “incurable”. Los diversos poemas que componen el volumen abarcan “Una inusual amalgama de lirismo intimista, sensualidad tamizada, serena introspección, fervor patriótico y hondura reflexiva…” como escribe en el prólogo Iñigo Montoya, heterónimo de José Báez. Habrá, pues, que comentar cada sección del poemario separadamente.
En lo que atañe al patriotismo, me complace reproducir “Rosa de los vientos”: “Tenemos un balcón al Sur/ mirando al Caribe verdiazul/ que cuando se encabrita/ limpia las venas podridas de sus islas…/ Tenemos un Norte ventoso/ de atlánticas visiones y valles umbrosos/ donde paren hasta los samanes/ de improbables semillas de guandules/ pese a su envergadura…/ Tenemos un Este casi despoblado/ con guetos de turistas y barrios nuevos/ donde se repiten las miserias/ que nunca vemos/ ni en fotografías…/ Pero lo oculto es el Oeste./ Nadie viene desde allá./ ¡Pese a que llegan tantos!/ Que huyan de un lugar sin rumbo/ es tan natural/ como escaparse del encierro/ si tu cárcel es un círculo abierto/ o un cuadro de tres lados…/”.
“Son “linieros”,/ son del Sur tan “profundo” como las tumbas de pobres,/ a lo sumo “sanjuaneros”/ al resguardo de dos cordilleras enormes./ ¿Quiénes cuidan algo inexistente?/ Mi país es una mesa de tres patas/ en alucinante equilibrio de trapecista sin escuela…/ Contamos uno, dos, tres, cinco…/ Por dondequiera que lo mires/ el mapa es de espanto y brinco;/ tiene Sur, tiene Norte y tiene Este./ Mas no busques más/ que no hay Oeste…”