Las exportaciones, según cifras del Observatorio Dominicano de Comercio Internacional, experimentaron en los dos primeros meses del año un crecimiento de un 8.3% superior al promedio de los últimos años en ese mismo lapso, pero inferior al logrado por otras economías de la región que resultan más competitivas. Las cifras expresan un rezago de la expansión que debe situarse a mediano plazo en un 10% promedio anual para equiparse a otros países de la región con algunos de los cuales el intercambio comercial está en rojo para los dominicanos. Fuera de ello, debe preocupar la tímida participación de renglones industriales y agropecuarios en el flujo exportador en el que se destacan la minería y la producción de zonas francas que no reflejan el desarrollo a nivel nacional de las infraestructuras que más valor agregan a la economía. Son también las que producirían más empleos de calidad y monedas fuertes.
La insuficiencia exportadora plantea interrogantes sobre la calidad del crecimiento de la economía en general en la que se manifiesta un agudo déficit comercial por la aceleración de importaciones para cubrir altos niveles de consumo interno en desproporción con lo exportado. Tampoco guarda relación favorable con el endeudamiento público que actúa como motor de la economía sin hacerla más eficiente y productiva para generar más dólares para pagarlo y cubrir necesidades.

El tabaco es fuerte… y volátil

Gracias a las 66 fábricas de cigarros que generan muchos empleos, el municipio de Tamboril disfruta de una bonanza que cruza, sin entrar, por el frente de la alcaldía. Como si también fueran humo, los arbitrios no se dejan atrapar de los recaudadores. Solo 700 mil pesos mensuales que aun sumados a lo poco que recibe del Estado (casi 6 millones de pesos al mes) no son suficientes para importantes proyectos que la comunidad espera.

Y en peores condiciones que Tamboril hay otros 68 cabildos y distritos municipales del país desastrosamente atendidos por el Estado con partidas mensuales de alrededor de un millón de pesos con los que es imposible sacar de postración los servicios que prestan. La centralización acaparadora de recursos del Poder Ejecutivo tiene a muchas almas en pena.