El país encadenado de 1930 a 1945 (1)

El país encadenado de 1930 a 1945 (1)

El cataclismo social que se avecinaba sobre el país, a raíz de las elecciones de mayo de 1930, estalló con la avanzada del ciclón de San Zenón el 3 de septiembre que destruyó una buena parte de la capital dominicana, ya bajo la conducción de Rafael L. Trujillo con tan solo unos 15 días como jefe de Estado.

Las intrigas políticas, previas a las elecciones de 1930, ya con el desplazamiento del enfermo Horacio Vásquez que se refugió en una delegación diplomática y con las huestes trujillistas en una banda bautizada como “La 42” sembrando el terror en la oposición, asesinando a notables opositores al nuevo caudillo que ya enseñaba sus garras desde que fue jefe del ejército con el apoyo del viejo caudillo.

El país recibió abundante ayuda internacional para socorrer a los miles de damnificados y los muertos fueron quemados y sepultados en una fosa común en lo que es ahora el parque Eugenio María de Hostos y en aquella ocasión era la Plaza Colombina. El país se recuperó rápidamente y permitió a Trujillo iniciar su estratégico plan de atracción de lealtades y de represión silenciando la oposición, dándole inicio al exilio de centenares de dominicanos que huían al exterior para evitar ser asesinados bajo el amparo del manto de hierro que se había conformado para prolongarse por 31 años.

Siguiendo con el modelo establecido por los interventores americanos, continuado por Horacio Vásquez, Trujillo emprendió un vasto plan de obras que incluía la terminación de carreteras, puentes y canales. Se comenzaron a construir escuelas, muelles, acueductos y alcantarillados, que en poco tiempo eran realidades y con un sistema establecido de coima exigido por el dictador a los contratistas para engrosar los fondos de su Partido Dominicano. Se iniciaba y se consolidaba el endiosamiento del dictador que logró su primera reelección en 1934 con suma facilidad y con su lema de Seguiré a Caballo.

Trujillo comenzó a darle forma a su poder económico con la instalación de empresas claves de procesamiento de materia prima nacional, como la fábrica de aceite de maní y la de cemento, e incursionaba en los arrozales con la mano de obra gratis de los centenares de presos y de la haitiana que se enviaba a los ingenios azucareros en manos de empresarios norteamericanos en Barahona y en el Este del país.

El final del periodo 1934-1938, aparte de consolidar su manto de hierro, fue perturbador para Trujillo cuando en 1936 ratificó el tratado de frontera con el presidente haitiano Vincent, pero todo se derrumbó en octubre de 1937 al ordenar la matanza de haitianos en la Línea Noroeste, donde los militares, con palos y machetes, eliminaron una indeterminada cantidad de haitianos atrapados e indefensos en sus hogares por los cuales el país fue condenado a pagar unos $750 mil dólares, que para algunos escritores se pagó por completo, y para otros, solo se abonaron $100 mil dólares.

Para el periodo 1938-1942, Trujillo retiró su candidatura y colocó a dos leales colaboradores, Jacinto B. Peynado y Manuel J. Troncoso, quien sucedió en 1940 a Peynado por la muerte de éste como presidente hasta 1942, mientras Trujillo se dedicó a viajar y hasta fue a Europa en las vísperas de la II Guerra Mundial que lo hizo abandonar la capital francesa donde había acudido para el nacimiento de una hija.
Hasta visitó Estados Unidos, y aun cuando no se entrevistó con el Presidente Roosevelt, sus amigos, los infantes de Marina, lo agasajaron espléndidamente y con Cordell Hull firmó el acuerdo para el saneamiento de las finanzas y retorno de las aduanas a manos dominicanas, dándole fin al acuerdo de 1907.

Previo a los eventos de la guerra mundial, el país se vio invadido por dos oleadas de inmigrantes muy valiosos y necesarios que cambiaron la vida pueblerina del país, con la llegada de los españoles republicanos que salieron de España concluida la Guerra Civil y esos valiosos intelectuales y científicos modificaron la forma de pensar de los dominicanos y la colonia de judíos establecida en Sosúa le dio otro giro a la ganadería y la agricultura.

Durante la II Guerra Mundial el país fue afectado por una severa sequía que coincidió con el centenario de la Independencia en 1944 que con las restricciones de la guerra, los submarinos alemanes atacando a los barcos criollos, hizo de la vida nacional una odisea para incentivar la ingeniosidad de los dominicanos.

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