El país está gobernado para
el beneficio de los poderosos

El país está gobernado para <BR>el beneficio de los poderosos

ROSARIO ESPINAL
Recientemente la compañía Lationobarómetro con sede en Santiago de Chile publicó los resultados de su encuesta política correspondiente al año 2004.  Latinobarómetro comenzó a realizar estas encuestas en el año 1995 en ocho países de América Latina, expandiéndose a 17 países en 1996, y a 18 en el 2004 al incluir finalmente la República Dominicana.

La inclusión dominicana en Latinobarómetro es importante porque permitirá la comparación periódica de opiniones políticas de los dominicanos y dominicanas con el resto de la región latinoamericana.  Para este año, las encuestas de los 18 países se realizaron entre el 21 de mayo y el 29 de junio, lo que significa que la encuesta dominicana se realizó inmediatamente después de celebrarse las elecciones presidenciales del 16 de mayo.

Una de las tantas preguntas que hace la encuesta es la siguiente: En términos generales ¿diría usted que el país está gobernado por unos cuantos intereses poderosos en su propio beneficio, o que está gobernado para el bien de todo el pueblo?

El porcentaje de encuestados que respondió que su país está gobernado para el beneficio de unos cuantos intereses poderosos es el siguiente: República Dominicana  85%, Perú 85%, Paraguay 78%, Uruguay 78%, Ecuador 77%, Bolivia 76%, México 75%, Nicaragua 74%, Argentina 71%, Chile 70%, Costa Rica 68%, Panamá 67%, Honduras 66%, Brasil 65%, Guatemala 64%, El Salvador 63%, Colombia  59%, y Venezuela 51%.

Las razones para la diversidad porcentual entre países son diversas y hay que entenderlas en el contexto socio-político de cada país.  Para el caso dominicano, que encabeza la lista junto a Perú con el porcentaje más alto, el dato debe ser motivo de reflexión.

Que un 85% de los encuestados en la República Dominicana diga que el país está gobernado para el beneficio de unos cuantos intereses poderosos demuestra que existe una percepción generalizada en la población de que en el país predomina una situación de gran desigualdad social.

Este dato refleja un fracaso de los gobiernos dominicanos de impregnar un sentimiento positivo en la población sobre la acción gubernamental, y un fracaso en la construcción de la nación como proyecto colectivo y Estado democrático.  El dato es aún más preocupante porque la encuesta se realizó al término del gobierno del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), un partido que por décadas proclamó estar comprometido con la defensa de los intereses del pueblo y los valores democráticos.

Gobernar para beneficio de muchos es una tarea difícil en cualquier país del mundo.  Es también difícil conseguir que la población sienta que se gobierna a su favor, ya que las sociedades son cada vez más exigentes en lo que esperan y demandan de sus gobiernos.

Pero cuando la clase política de un país carece de mensajes y acciones que convenzan un segmento importante de la población de que el gobierno es para beneficio de la mayoría, como lo sugiere el dato del 85%, el sentido de hacer política y la razón de ser de la política se destruyen.  Es el caso no importa si se trata de un régimen autoritario o democrático, populista o neoliberal, capitalista o comunista.

La vitalidad y estabilidad de cualquier sistema político requiere de políticas públicas que atiendan las necesidades y llenen las expectativas de segmentos importantes de la población.  Requiere que amplios segmentos se identifiquen con la visión de desarrollo que impulsa el Estado, y que se produzca la mágica coincidencia de la efectividad en la acción de los gobernantes y la valoración en el juicio de los gobernados.  Porque en las percepciones y opiniones de la ciudadanía se producen y expresan las subjetividades que constituyen un ingrediente fundamental en la construcción de cualquier proyecto político.

La percepción de que la República Dominicana está gobernada para beneficio de unos cuantos intereses poderosos tiene profundas consecuencias negativas para la sociedad dominicana.  Genera desesperanza, descontento y desconcierto.  Mantiene una baja estima en el gobierno.  Promueve el clientelismo y la corrupción a todos los niveles porque no hay garantías para la mayoría.  Motiva una cultura que asienta la idea de que arrebatar los recursos públicos o privados es normal, sin importar las consecuencias negativas para la sociedad, porque a fin de cuentas son pocos los que siempre se benefician.

En este contexto político de desaliento que expresa el 85% de creyentes en que el país está gobernado para beneficio de unos cuantos intereses poderosos, se pierde la noción del bien común, del sentido de nación, del propósito de Estado.  En su lugar se multiplica vertiginosamente la exclusión, el abuso, la injusticia, la arbitrariedad, el cinismo y la desconfianza.

Para combatir estos problemas, el país necesita con urgencia una visión de Estado que tome en cuenta a la mayoría: sus necesidades, sus angustias, sus anhelos.  El país necesita con urgencia un Estado que sea más que un maquinista y una locomotora que sea capaz de recoger los pasajeros.

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