¿A qué le temen los jueces de la Junta Central Electoral, si como dicen ellos todo está listo para el evento electoral del próximo 20 de mayo y la guardia está acuartelada en sus recintos, como siempre, desde hace años, recibiendo las órdenes solamente de su comandante en jefe? Porqué rechaza la supervisión de los comicios por parte de Participación Ciudadana, que por sus créditos y su experiencia y reputación es quien mejor garantiza la legitimidad del proceso que está ya a la vuelta de la esquina.

¿Será que la Junta Central Electoral tiene algún acuerdo secreto, que no podrá dejar de cumplir? Si no es así, ya no debe poner más obstáculos y expedir el certificado de aceptación para que los miembros de Participación Ciudadana  cumplan con su deber; de lo contrario, que expida un comunicado detallado de cuáles son los hombres o mujeres que tienen asuntos pendientes con la justicia o señale los que en el pasado han sido condenados por el delito que hayan cometido o, más grave aún, que acuse directamente a los que son cómplices del tráfico o consumo de drogas, pues esto último sí reviste peligro para el país.

De no hacer esto último inmediatamente, como es de justicia hacerlo, se convertiría en sus cómplices, ya sea por omisión, negligencia o cobardía.

Luego como dijo el gran Julio César, frente al Rubicón: “La suerte está echada”, después no vengan  con nuevos cuentos y arreglos, porque no tenemos conocimientos que a algunos de los jueces electorales se les conozca con la habilidad de escribir buenos y mejores cuentos, que los del  ilustre profesor dominicano Juan Bosch.

Esperamos que si la Junta está clara y transparente siga en esa posición, pues no hay tiempo que perder y todos los dominicanos estamos ansiosos esperando su acción.