El Palacio de Justicia de la Charles de Gaulle

El Palacio de Justicia de la Charles de Gaulle

A mi poca experiencia como abogado de los tribunales de la República, y con deseos de aprender a ejercer el proceso penal, debo confesar que me ha tocado la suerte y a la misma vez la desgracia de aprenderlo en el Palacio de Justicia de la Charles de Gaulle.

Dicho Palacio de Justicia está ubicado en el No. 27 de la avenida Charles de Gaulle, de la provincia Santo Domingo Este. Este es un edificio bastante conocido, porque aparece frecuentemente en los medios de comunicación. Pero hay muchas cosas que solamente el que labora en él o el que asiste con frecuencia sabe lo que se vive ahí dentro. Yo por mi parte quisiera transmitirles mi experiencia:

Al llegar, lo primero que encuentras es el autobús de la Dirección General de Prisiones, donde son trasladados los presos de las distintas cárceles del país. Da gusto, alegría y hasta un poco de pena ver cómo los familiares y amigos, en especial las madres, esperan con ansias a sus hijos. Desde lejos se les ve tirándoles besos con las manos y expresándoles “nos vemos allá arriba”. Otras se arriesgan a darles un fuerte abrazo y un beso, a pesar del “boche” del policía de custodia.

Esto presos son llevados a una celda, parecida a una “jaula”, porque solo tiene una puerta de hierro y todo lo otro es puro concreto, donde los más afortunados pueden tomar un fresquito parados en la puerta y los demás “asarse” del calor. Ahí, nuevamente, se ven las madres llevándoles algo de comer, les dan un beso en las manos y aparentemente “le dan la bendición”.

Cuando usted suba, dependiendo del objeto de su visita, encontrará dos escenarios: 1) Si va a la Secretaría General, notará las montañas enormes de expedientes, que se encuentran a espaldas de los secretarios; no quisiera ni imaginarme qué tantos expedientes habrá más adentro, donde los usuarios no tenemos acceso. Entiendo que debemos ser un poco tolerantes con los oficinistas de esa secretaria, ya que es difícil trabajar con tantos expedientes y en esas condiciones.

2) Si va a una audiencia, hay que llegar a tiempo, debido a que los jueces y fiscales son puntuales. Allí se dará cuenta de que tan pronto suben los presos, el tribunal se congestiona, porque no hay suficiente espacio para los presos, familiares, abogados y oficiales; por lo que muchas veces, por necesidad, y contrario al principio de que las audiencias son “públicas”, hay que expulsar a la mayoría de esos espectadores del tribunal y créame que la mayoría sale y no se queja, porque es algo tan obvio que no hay espacio para todos. Pero en general, las audiencias se conocen con normalidad, los juzgadores realizan una excelente labor de administrar justicia, siempre dándoles la participación debida a los imputados y motivando sus decisiones; Los fiscales defienden el Estado y se mantienen firmes en su posición, sin importar los desistimientos de los querellantes o de los actores civiles. Los defensores públicos entran y salen con una batería de expedientes, y a pesar de eso defienden con astucia los derechos de sus representados. Los oficiales que están custodiando tratan a los presos con autoridad y respeto; nunca he visto a ninguno abusar física ni verbalmente de ellos y los privados de libertad, por otro lado, están sentados, apeñuscados y casi abrazados esperando un “milagro” que lo envíe a su casa.

Afuera, si va al Departamento de Atención Permanente a conocer una medida de coerción, lo encontrará muy fácil, debido a que se encuentra en un “furgón”; Sí, un “furgón” donde se conocen audiencias diario y a todas horas, que deciden si una persona se va a dormir para su casa o para La Victoria, San Luis, 15 de Azua, etc.

Estoy seguro que en este lugar se vive una experiencia única y diferente a la que se vive en los demás tribunales del país. Y además puedo apostar que el que va allí no solamente sale con una especialidad en el proceso penal, sino que también aprende lo importante y preciado que es la Libertad.

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