El papa Francisco aseguró hoy que viajó a Irak tras pensarlo mucho y conociendo los riesgos, según explicó durante la rueda de prensa en el vuelo de regreso de su visita de tres días al país árabe, en la que reconoció que se había cuestionado el viaje por las posibilidades de contagio de coronavirus y por razones de seguridad.
«Los viajes se cocinan en el tiempo, en mi conciencia y esto (la pandemia) es algo que me hacía dudar, pero he rezado mucho y he tomado una decisión libremente, pero que venía de adentro», aseguró ante una pregunta sobre los riesgos de que las personas se enfermasen al participar en sus actos.
Y agregó: «yo me dije, el que me hace decidir (Dios), que se ocupe de la gente. Y así tome la decisión, después de la oración y conociendo los riesgos».
El papa Francisco respondió durante una hora a las preguntas de los periodistas sobre el viaje a Irak y sobre las futuras visitas, ahora que se han retomado tras un paréntesis de 15 meses por la pandemia, aunque confesó que en este periplo se ha sentido mucho «más cansado» porque los 84 años pesan.
«Yo para tomar una decisión sobre los viajes escucho. Y escucho el consejo de tantos, de consejeros. A veces pregunto, ¿qué piensan, tengo que ir o no? y después rezo, rezo, y reflexiono», explicó.
Confesó que la decisión de este viaje viene de lejos, de las peticiones de los embajadores y del presidente, pero que lo que más le movió fue leer el libro de Nadia Murad, la joven yazidí convertida en esclava por el Estado Islámico y que recibió el Premio Nobel de la paz por sus esfuerzos para erradicar la violencia sexual como arma en guerras y conflictos armados.
«Es la historia de los yazidíes, donde Nadia Murad cuenta unas cosas terribles. Yo les aconsejo leerlo (…) Para mí, este fue el telón de fondo de esta decisión. Ese libro lo llevo adentro, y también a Nadia, quien vino a contarme cosas terribles. Todas estas cosas juntas hicieron la decisión», explicó.
¿QUIÉN VENDE LAS ARMAS A LOS TERRORISTAS?
Francisco explicó que en la ciudad de Mosul, símbolo del horror yihadista, cuando pasó frente a la gran iglesia (sirio-católica) destruida se quedó sin palabras.
«Uno no se lo puede creer. Estaba destrozada esta iglesia, pero también otras y mezquitas, que se ve no gustaban a esta gente (los terroristas del Estado Islámico). No se puede creer a lo que llega la crueldad humana», dijo.
Y reflexionó sobre que ahora está volviendo a pasar en África, «donde la guerra empieza a dar vueltas y también el llamado Estado Islámico».
Cuando estaba rezando ante la iglesia devastada , el papa comentó que le vino a la cabeza la pregunta: «¿Quién vende las armas a estos destructores? porque las armas no las construyen ellos en casa. Quizá algún explosivo, pero no las armas. ¿Quién es el responsable?. Yo pediría que quienes les venden las armas, al menos, tengan la sinceridad de decir que son ellos».
HUNGRÍA, PRÓXIMO VIAJE Y EL PROYECTO DE LÍBANO
Sobre la que es ya tradicional pregunta de si tiene previsto un viaje a Argentina, Francisco bromeó diciendo que siempre que se lo preguntan afirma que estuvo 76 años y «eran suficiente».
«Quiero decirlo, para que no se hagan fantasías de patria-fobia, cuando se dé la oportunidad, se deberá hacer (un viaje) a Argentina, Uruguay y el sur de Brasil, ya que tienen una similitud cultural», dijo.
Y respecto a sus proyectos de viaje y el inminente aniversario de su octavo año de pontificado, Francisco bromeó cruzando los dedos, para evitar malos augurios, y reconoció que en este viaje se cansó mucho más que los otros. «Los 84 no vienen solos», bromeó.
Confirmó que viajará al Hungría para el final del Congreso Eucarístico de septiembre próximo y que como a sólo 200 kilómetros está Eslovaquia podría también ampliar la visita a ese país.
También habló de su promesa de ir al Líbano. «Líbano sufre y Líbano es más que un equilibrio. Tiene la debilidad de presentar algunas diferencias y la fortaleza del gran pueblo reconciliado».
Señaló que hubo la posibilidad de ir a Beirut durante esta visita a Irak, pero que le pareció poco, «una migaja, para un país que sufre».
«EN ESTOS MESES ME SENTÍA EN PRISIÓN»
Sobre que se hayan retomado los viajes tras 15 meses por la pandemia y que en este viaje haya vuelto a estar en contacto con los fieles, el papa confesó que en los meses pasados se sintió como en una prisión.
«Yo me siento distinto cuando estoy alejado de la gente y quisiera volver a comenzar las audiencias generales pronto. Esperemos que se den las condiciones, pero yo sigo las indicaciones de las autoridades que son los responsables», destacó.
«Después de estos meses en prisión, porque me sentía en una prisión, la verdad que esto para mi (el estar en contacto con la gente) es revivir, porque es tocar la Iglesia, tocar al pueblo santo de Dios», agregó.