Seúl.- El papa Francisco ofreció hoy un mensaje a favor de la paz y reconciliación en el día de su llegada a Seúl, que marca el comienzo de una visita a Corea del Sur empañada por un nuevo ensayo de misiles de la vecina Corea del Norte.
En su primer discurso oficial Jorge Mario Bergoglio confesó que le «preocupa especialmente» la búsqueda de la paz en la península coreana, ya que «afecta a la estabilidad de toda la región y de todo el mundo, cansado de guerras», apuntó.
«Hay que derribar los muros de la desconfianza y del odio promoviendo una cultura de reconciliación y solidaridad», sentenció Francisco, que se expresó en inglés en su comparecencia conjunta con la presidenta surcoreana, Park Geun-hye.
Ambos mantuvieron un diálogo monopolizado por el conflicto coreano, según indicó a la prensa el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi.
Park deseó que «el dolor de las Coreas pueda curarse con la visita» del papa, al que pidió «guiar hacia la reconciliación» a Norte y Sur, cuyas relaciones permanecen seriamente deterioradas.
Escasas horas antes Corea del Norte lanzó al mar cinco proyectiles de corto alcance, en un acto que se interpretó como una respuesta a la visita del papa al país vecino ya que es la primera acción de este tipo en más de dos semanas.
Lombardi reconoció desconocer si Francisco fue informado sobre el ensayo militar norcoreano, aunque trató de restarle importancia al afirmar que los lanzamientos de misiles del régimen «no son algo excepcional».
Representantes católicos surcoreanos invitaron semanas atrás a sus homólogos del Norte a tomar parte en las ceremonias de la visita del pontífice argentino, pero la oferta fue rechazada.
Corea del Norte cuenta oficialmente con una Iglesia Católica y una sede en la capital, Pyongyang, pero ONG, sacerdotes y expertos aseguran que es un montaje del régimen para aparentar que garantiza la libertad de culto.
Bergoglio, que permanecerá en Corea del Sur hasta el lunes, recibió una cálida acogida a su llegada al aeropuerto de Seongam (al sur de Seúl) donde fue recibido por la presidenta y miembros de diferentes colectivos, desde discapacitados hasta familiares de algunos de los 304 fallecidos en el naufragio del buque Sewol.
El Vaticano agradeció que la jefa de Estado surcoreana acudiera a recibir a su homólogo a la pista de aterrizaje del aeropuerto, un detalle «inusual» en palabras de Lombardi.
En la ceremonia de bienvenida destacó el saludo de una inmigrante boliviana que transmitió en español al papa el «enorme cariño» de su comunidad, así como las lágrimas de la madre de uno de los adolescentes fallecidos en el ferry, a quien Francisco consoló.
Previamente, en el avión el pontífice envió sus «mejores deseos» al presidente de China, Xi Jinping, al sobrevolar por primera vez territorio de este país, lo que se interpreta como un signo de relajación en las tensas relaciones entre China y el Vaticano.
Bergoglio mantendrá mañana un encuentro con jóvenes del continente en la VI Jornada de la Juventud Asiática (JJA) católica y el sábado tendrá lugar su mayor baño de masas en la ceremonia de beatificación de 124 mártires surcoreanos en la emblemática plaza de Gwanghwamun de la capital, que implicará el mayor despliegue de seguridad.
El gigantesco dispositivo policial de la visita estará condicionado por la habitual tendencia a la improvisación del papa, que además ha elegido para su recorrido por el país un modesto utilitario Kia Soul sin blindaje antibalas.
Se espera que hasta un millón de personas se acerquen al centro de Seúl a ver a Francisco, cuya primera visita a Corea del Sur ha generado una fuerte expectación en un país que no recibía a un pontífice desde Juan Pablo II en 1989.
Corea del Sur es, después de Filipinas, el país de Asia en el que más ha calado el catolicismo con 5,4 millones de fieles, más del 10 por ciento de la población.