Ciudad del Vaticano.– El papa Francisco celebró hoy el bicentenario de la independencia de Argentina, dijo que la Madre Patria “no se vende” y animó a rezar para avanzar hacia una “Patria Grande” latinoamericana exenta de “todo tipo de colonizadores». “
Celebramos doscientos años de camino de una Patria que, en sus deseos y ansias de hermandad, se proyecta más allá de los límites del país- hacía la Patria Grande, la que soñaron San Martín y Bolívar”, dijo el papa en un mensaje enviado al presidente de la Conferencia Episcopal argentina, monseñor José María Arancedo.
Y añadió- “Esta realidad nos une en una familia de horizontes amplios y lealtad de hermanos. Por esa Patria Grande también rezamos hoy en nuestra celebración- que el Señor la cuide, la haga fuerte, más hermana y la defienda de todo tipo de colonizaciones».
El pontífice recordó de manera especial a “los hijos más llagados de la Patria»- los indigentes, los presos, los que se sienten solos, los que no tienen trabajo, las víctimas de la trata, los menores víctimas de abusos o los jóvenes drogadictos.
“Sí, hijos de la Patria. En la escuela nos enseñaban a hablar de la Madre Patria, a amar a la Madre Patria. Aquí precisamente se enraíza el sentido patriótico de pertenencia- en el amor a la Madre Patria”, señaló en la misiva.
Francisco dijo que en su país natal, Argentina, suele usarse una expresión “atrevida y pintoresca a la vez”, para referirse a las personas sin escrúpulos- “este es capaz de vender a la madre». “Pero sabemos y sentimos hondamente en el corazón que a la Madre no se la vende, no se la puede vender… y tampoco a la Madre Patria”, aseveró.
El pontífice animó a “seguir caminando, mirar hacia adelante” y para lograrlo destacó el papel que podrán desempeñar especialmente los ancianos y los jóvenes. “A los ancianos, a los ‘memoriosos’ de la historia, les pido que, sobreponiéndose a esa cultura del descarte que mundialmente se nos impone, se animen a soñar. Necesitamos de sus sueños, fuente de inspiración”, dijo.
A los jóvenes les pidió que “no jubilen su existencia en el quietismo burocrático en el que los arrinconan tantas propuestas carentes de ilusión y heroísmo». “Solo si nuestros abuelos se animan a soñar y nuestros jóvenes a profetizar cosas grandes, la Patria podrá ser libre. Necesitamos de abuelos soñadores que empujen y de jóvenes que- inspirados en esos mismos sueños- corran hacia adelante con la creatividad de la profecía”, señaló