BERLIN, EFE.- El Papa Benedicto XVI podrá celebrar las navidades en el Vaticano con todo lo indispensable de su patria chica, como un venado para asar, pieza que salió  vía aérea de Stuttgart a Roma, y un abeto para decorar, que el director de un banco muniqués le entregará en persona, y por triplicado.

No es el único bávaro que decide enviar algo al pontífice; son varios los monasterios y los conocidos de su época muniquesa -fue arzobispo de la ciudad- que le han preparado dulces navideños, como el típico «Stollen» o «Früchtebrot», un pan de nueces y frutas escarchadas que harán las delicias de Ratzinger.

Gisbert Sattler, un fabricante de cerveza con licencia del Vaticano, a la sazón cazador, averiguó a través del secretario privado del Papa que entre los platos predilectos del mandatario de la Iglesia Católica está el venado, «y entonces decidí regalárselo», según explicó hoy.

Los abetos, adorno indispensable en un hogar alemán durante estas fechas, irán en el portaequipajes del automóvil de Thaddäus Kühnel, que lleva 25 años consecutivos viajando entre Múnich y Roma para llevarle al entonces prefecto de la Congregación de la Fe y desde hace casi dos años máximo pontífice, su tradicional pino.

Este año son tres los abetos seleccionados para el papa: «Dos están pensados para la capilla privada el Santo Padre y el tercero para su salón», reveló Kühnel antes de abandonar hoy Múnich.