Ciudad del Vaticano. El papa Francisco publicó hoy nuevas normas destinadas a “asegurar una distinción clara e inequívoca” en el control y la vigilancia de los bienes vaticanos y su administración, por medio de un “motu proprio” (documento papal).
Esta decisión del papa “especifica cuáles son las competencias que pertenecen a la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) y delinea mejor el papel fundamental de control y vigilancia de la Secretaria para la Economía”, según un comunicado de la Santa Sede.
Este documento del papa completa las reformas introducidas por él mismo el 24 de febrero de 2014, cuando estableció la creación del Consejo para la Economía, la Secretaría para la Economía y la Oficina del Auditor General.
En la explicación del porqué de estas nuevas normas el pontífice, según el comunicado vaticano, recuerda que los “bienes temporales que la Iglesia posee están destinados a conseguir sus fines, es decir, el culto divino, el honesto sostenimiento del clero, el apostolado y las obras de caridad, especialmente el servicio a los pobres”.
“La Iglesia, por consiguiente, siente la responsabilidad de poner la máxima atención con el fin de que la administración de los propios recursos económicos esté siempre al servicio de esos fines”, según el texto del “motu proprio” del pontífice comunicado por el Vaticano.
El papa razona que estas nuevas normas son necesarias porque se ha evidenciado que se necesita “separar de manera clara e inequívoca la gestión directa del patrimonio del control y vigilancia sobre la actividad de su gestión”.
Por eso, estima Francisco, “es de la máxima importancia que los organismos de vigilancia estén separados de los vigilados”.
En resumen, explica el papa, la regla principal que guía estas nuevas normas es que haya una división clara “de las competencias entre la APSA y la Secretaría de Economía, en el sentido de que a la primera le compete la administración de los bienes y la gestión financiera; a la segunda, el control y la vigilancia sobre la actividad de administración y gestión”.
Entre las precisiones incluidas en el documento papal se indica que la sección encargada del control y vigilancia de la Secretaría de Economía (que dirige el cardenal australiano George Pell) se ocupará del “intercambio de naturaleza fiscal” que pueda afectar a la APSA.
También precisa que esa secretaría (considerada de facto como el “ministerio de Economía” de la Santa Sede) deberá “formular directrices (…) e indicar las mejores prácticas en materia de contrataciones” en relación con la adquisición de bienes y servicios. En cuanto a la APSA, el papa recuerda que le corresponde “pagar las correspondientes facturas, obteniendo el original y contabilizándolo en el balance de cada dicasterio” (ministerios vaticanos).
Además, el pontífice indica que se deben seguir “las normas y las directrices dadas por la Secretaría de Economía en relación con la contabilidad y la redacción de los balances”.
El anuncio de estas nuevas normas se produce al día siguiente de la absolución por parte de la Justicia vaticana de dos periodistas italianos que habían publicado, entre otros, documentos sobre la gestión de las finanzas vaticanas.
En concreto, el libro escrito por Gianluigi Nuzzi, titulado “Avarizia” y publicado en noviembre pasado, incluye una interceptación de palabras que el autor pone en boca del papa y en las que Francisco describía un escenario “descontrolado” en las cuentas vaticanas y alertaba de la necesidad de “esclarecer mejor las finanzas y hacerlas más transparentes”.