El papa Francisco: un líder resonante

El papa Francisco: un líder resonante

Psiquiatra Jose Miguel Gómez.

Hace un tiempo que la humanidad vivía sin líderes sintientes. Parecía un mundo ocupado y habitado por conservadores y repartidores de hábitos egocentristas. Los actores sociales que incidían en cada continente, en cada país y en cada región, guardaban un silencio cómplice y se ponían de espaldas a la condición de la existencia de los que sufren, de la desigualdad, la pobreza, la inequidad y de la distribución vergonzosa de la riqueza humana.

La corrupción universalmente se generalizó, de forma tal, que hasta donde los hombres habían de tener límites, resaca moral y temor de Dios, también allí se practicaba la epidemia humana. De esa contaminación renunció el Papa Benedicto. No pudo con la intriga, la división, el maquillaje humano, la falta de consistencia, de identidad y principio con que debía vivir un pastor de Dios en la tierra. De esa angustia y agonía visceral, se maduraba un embrión de forma acelerada, para parir un proceso donde se seleccionará un líder que trascienda, que exponga el rostro, la palabra, el espíritu y la vida para transformar hacia dentro y hacia fuera los nuevos hábitos, la cara limpia y el rostro humano de los pobres-que son muchos y diversos. El Papa Francisco, un Latinoamericano que ha gritado su inconformidad por una economía desigual, que empobrece, que les niega a los jóvenes del mundo la oportunidad de vivir. Ha referido No a la corrupción, a la explotación, al hambre, a la acumulación y al mercado de personas, en un mundo ajeno a Dios.

El Papa ha dicho “Prefiero una Iglesia herida y manchada por salir a la calle, antes de que una Iglesia preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimiento”. Sencillamente Francisco se niega a ser un líder pragmático, liviano, ligero, que sintoniza y acepte las cosas porque la circunstancia la ha estructurado así.

Ha dicho repetidamente a los jóvenes, que el mundo actual no le gusta, ni la iglesia que ha encontrado. Su inconformidad la expresa, pero también sus intenciones; las dice sin miedo, sin temor a los lobos, ni a los controladores, ni recaudadores del mundo. Para ellos, Francisco refiere “la economía de la exclusión y la inequidad mata”. Para darle fuerza y sentido a su espíritu dice: “no compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida”, “no son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos”. Confieso que Francisco Bergoglio es un líder diferente. La humanidad lo necesitaba. Alguien resonante, compasivo, alegre, solidario, emprendedor y reformador. Un líder que ha puesto en evidencia un mundo infiel, desigual, corrupto, tramposo, lleno de envidia, odio y de individualismo. Francisco es el Papa que ha querido y preferido el mundo. Un pastor bueno, sano, justo, misericordioso con los que sufren las consecuencias de la miseria espiritual y material, de un mundo más enfermo y más perverso.

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