El Papa recibe mañana a los líderes de una UE que ha criticado con dureza

El Papa recibe mañana a los líderes de una UE que ha criticado con dureza

Ciudad del Vaticano. El papa Francisco recibirá mañana en el Vaticano a 27 jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros de la Unión Europea (UE) presentes en Roma para celebrar los 60 años de los Tratados de Roma y se espera un nuevo duro discurso del pontífice.

El primer papa no europeo llegado solo hace cuatro años desde la lejana Argentina no ha dejado en todas las ocasiones de demostrar un amplio conocimiento de los problemas del Viejo Continente y criticar con dureza una Europa que “ha perdido sus valores».

Mañana en un discurso que se espera muy largo e intenso todo indica que lo volverá a hacer.   Es una Europa que ha perdido los valores del espíritu fundacional, “insolidaria” ante la emergencia de refugiados, “envejecida” y “incapaz” de usar la creatividad ante la actual crisis, según se ha expresado Jorge Bergoglio en sus discursos o entrevistas.

Mañana, el pontífice argentino volverá a apelar a la conciencia de los 27 líderes europeos presentes -no habrá representación del Reino Unido-, en una audiencia en la Sala Regia del palacio apostólico.

Poco habitual será la foto de grupo al final de la audiencia, para la cual todos se trasladarán a la vecina Capilla Sixtina, donde se celebran los cónclaves para elegir al nuevo papa, y con el telón de fondo del Juicio Final de Miguel Ángel.

También estarán presentes el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani; el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Junker.

El acto comenzará con unas palabras del primer ministro italiano y anfitrión de la cumbre del sábado en Roma, Paolo Gentiloni, y después tomará la palabra el presidente del Parlamento, el también italiano Tajani.

La sala Regia, el salón de las grandes ceremonias vaticanas donde se recibía a los monarcas, será el mismo escenario que el del pasado 6 de mayo de 2016, cuando Francisco recibió el premio europeo Carlomagno, el único galardón que ha aceptado en su pontificado, y lo hizo para que esto sirviese de ocasión para convocar a los mandatarios de la UE y dirigirles un duro toque de atención.

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