Ciudad del Vaticano.- El viaje que el papa Francisco realizará a Armenia contará también con un cariz político, que tendrá como punto álgido el recuerdo a las víctimas del cuestionado genocidio perpetrado por los otomanos hace un siglo.
El pontífice estará en este país del Cáucaso meridional desde el 24 hasta el 26 de junio y, además de los numerosos actos religiosos de su agenda, la visita ha sido interpretada como “de gran importancia desde el punto de vista espiritual y también político».
Y es que Francisco visitará el memorial de Tzitzernakaberd, próximo a la capital, Ereván, y en el que se honra la memoria del millón y medio de armenios que -se estima- murieron en las deportaciones masivas orquestadas por los otomanos en 1915.
Este caso sigue enfrentando a los armenios con Turquía, heredera del extinto Imperio Otomano, ya que Ankara se niega a reconocer estos hechos como un “genocidio”, tal y como defiende Ereván, sino que los considera una consecuencia de la Primera Guerra Mundial.
Francisco condenó estos crímenes el 12 de abril de 2015 en el Vaticano y los calificó como “el primer genocidio del siglo XX”, lo que suscitó una fuerte reacción de las autoridades turcas y una crisis diplomática. En la actualidad solo una treintena de países ha reconocido este genocidio sobre el que el papa argentino pondrá nuevamente el acento el 25 de junio durante su visita al memorial.
El rector del Pontificio Colegio Armenio de Roma, Lwis Nareg Naamo, señaló a Efe que este evento constituye “la culminación de las conmemoraciones del centenario” de la masacre, celebradas en 2015, por lo que lo consideró “un viaje histórico».
En su opinión, Francisco responde al deseo del pueblo armenio de “dar a conocer estos hechos a todo el mundo”, ya que “aunque pasen cien años, siempre estarán presentes en la historia” de esta antigua república soviética, independizada en 1991.
El experto en política caucásica Aldo Ferrari indicó a Efe que este viaje “tiene gran importancia desde el punto de vista espiritual pero también político” porque llamará la atención de la comunidad internacional sobre estos crímenes aún cuestionados. “No se puede obviar que, dada la inmensa popularidad del papa Francisco, (…) este viaje llama de nuevo la atención internacional sobre la tragedia que sufrió Armenia”, afirmó el profesor.
Todo para evitar que la masacre acabe olvidándose, “un riesgo existente” para Nareg Naamo, quien al mismo tiempo recuerda que “mientras viva un armenio combatirá su causa, su justa causa, la de hacer que se reconozca en todo el mundo el genocidio».
Los hechos provocaron una enorme diáspora, acentuada por siete décadas de comunismo, que se traduce en la paradoja de que haya más armenios en el extranjero que en la actual República Armenia, delimitada por Turquía al oeste, Georgia al norte, Azerbaiyán al este e Irán al sur.
El portavoz del Consejo para la Comunidad Armenia de Roma, Emanuele Aliprandi, expresó a Efe su deseo de que la visita del papa sirva para resaltar el conocido como “Metz Yeghérn”, el “Gran Mal”, que comparó con el holocausto judío perpetrado por la Alemania nacionalsocialista.
Paralelamente, el viaje de Bergoglio a Armenia se produce en medio de “un momento muy delicado” en lo que se refiere a las relaciones entre los países en la región, de crucial importancia en el damero geopolítico internacional.
Armenia cuenta con las fronteras turcas cerradas y al mismo tiempo mantiene un enfrentamiento con Azerbaiyán desde 1994 por la región del Nagorno-Karabaj, un conflicto que ya acumula numerosas víctimas y que vivió un recrudecimiento el pasado mes de abril.
En este sentido destacó que estos conflictos no son aislados sino que comprometen seriamente a grandes potencias como Rusia, que apoya a Ereván, o Turquía, que sustenta a las autoridades azeríes.