Las telenovelas producidas en México y Venezuela tienen similitud en sus guiones, todos los que en algún momento tuvimos la oportunidad de ver estas series de televisión, nos dimos cuentas de que el villano o villana se salía con sus macabros planes, para culpar a los protagonistas, pues maniobraba de forma tal que culpaba al cualquiera de sus tenebrosos actos.

Los incendios de los vertederos de Duquesa, Rafey en Santiago y algunos otros del interior del país, parece ser un guion a estilos de estas telenovelas, ya que como estas series quien cometía el hecho era el primero en acusar, pero en estos casos son acusaciones sin fundamentos.

La República Dominicana en estos momentos tiene varios padecimientos, el COVI-19, el dengue y la contaminación del humo, en los incendios de los vertederos, pero a esto les agregamos a unos villanos con todo el poder que da el gobierno, politizando los temas a los cuales deben ponerle atención.

Los miles de ciudadanos que viven en el gran Santo Domingo están mirando las actuaciones de los villanos, cuyo único interés es mantener la administración del presupuesto nacional a cualquier costo, sin importa los males de los dominicanos.

El guion está muy bien escrito y llevado a cabo con punto y coma, pero los espectadores ya saben las intenciones de los productores y estas ves no serán engañados, por actores de grandes costos y de malos rodajes.

Ya el país se dio cuenta del rol de ustedes, no hay engaño que valga, no hay libreto que impresione a la ciudadanía, sus acciones los delatan, son antagonista de su propia historia.

Dueños de la práctica, ‘Calumnia, que algo queda’, expresión del filósofo y escritor inglés Francis Bacon en su obra, de 1625, ‘De la dignidad y el crecimiento de la ciencia’, son capaces de todo por dañar la moral del más sublime dominicano.

Pero lo cierto es que esta conducta, tiene amplia cabida en los bajos fondos de la politiquería, en donde se mueve esa fauna de roedores de honras ajenas que confían en que de la calumnia a sus adversarios algún remanente quede a pesar de los intentos de los agraviados por desvanecer los infundios.