El paquetazo y los juegos de azar

<p>El paquetazo y los juegos de azar</p>

JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ ROJAS
En una entrega anterior, habíamos destacado la proliferación en todo el territorio nacional de las llamadas bancas de apuestas y de lotos, en las cuales tenían preponderancia las apuestas a los diferentes juegos, tales como béisbol, básquetbol, hockey sobre hielo, boxeo,  etc., y los denominados palé y tripleta, todos bajo la sombrilla de la Lotería Nacional que avala, mediante un cobro porcentual, las entidades que están afiliadas.

Si a estos juegos “legales”, le agregamos los también permitidos, como lo son los casinos, bingos, las lidias de gallos y las carreras de caballos, podemos aquilatar el porqué a nuestro país se le llama el “paraíso del vicio”, en el cual un sinnúmero de individuos se ganan “honestamente la vida”, apuntando números en una libreta, sobre apuestas de los múltiples juegos que tenemos en el garito de país que nos gastamos y hasta apostamos en la “Caraquita” de la República Bolivariana de Venezuela.

El Gobierno dominicano, ávido de fondos para la “repartidera nacional”, se ha abocado a presentar una reforma fiscal, bautizada por el pueblo como “paquetazo”, en el cual propone al Congreso que se aprueben leyes impositivas selectivas para grabar aún más a una ciudadanía que ya no soporta más impuestos. Sin embargo, ninguna de las medidas propuestas por el Poder Ejecutivo incluye a los juegos de azar, que sin lugar a dudas han propiciado una vagancia habitual de aquellos que cifran su porvenir en el vicio o en la suerte. En nuestro país ya no cabe una banca más. Están aglomeradas una al lado de otra con sus atractivas luces de colores y su “respaldo de la Lotería Nacional” algunas de ellas pertenecientes a consorcios propiedad de políticos con poder. La juventud se ha acostumbrado a creer que por la legalidad de las apuestas, éstas son la panacea para, de ganar, llevar una vida holgada, sin preocupaciones y admirados por sus amigos.

Creemos, que si el Gobierno dominicano no detiene la hemorragia de bancas de apuestas, que tienen jugadas tan sofisticadas -las cuales no entendemos- de “carreras a más o menos”, de “ponches en el medio tiempo” y de apostar a juegos que la mayoría de los dominicanos nunca han presenciado, como el hockey sobre hielo, no es de extrañar que un día amaneceremos con la oficialización del juego del vironay o el que antaño se apostaba cuando existían dos placas en los automóviles, “pares o nones”.

Pretender gravar con nuevos impuestos a los combustibles, especialmente al diesel, de seguro aumentará el transporte de las mercancías y de pasajeros, es una medida tan peligrosa que equivaldría a “sentarse en un barril lleno de pólvora”. Invocar que ha sido el Fondo Monetario Internacional (FMI), el sugerente es echarle su propia culpa por incapacidad, a un tercero. Arroparse hasta donde alcanzan las sábanas es una sentencia popular que debe ser ponderada y llevada a cabo por el Gobierno.

Se ha demostrado hasta la saciedad que no existe la intención del Poder Ejecutivo de “controlar” el gigantismo del aparato administrativo estatal. Existen varias instituciones y también muchos cargos públicos que implican una duplicidad de funciones y de objetivos. Es ahí en donde hay que poner el dedo en la llaga. El Presidente se ha confiado en su ya disminuida popularidad. Esto, por supuesto, tiene un límite y hay que destacar que las medidas impositivas afectarán también a los miembros de su partido, que al igual que la mayoría de las masas populares piensan “con el estómago”.

Al parecer, los representantes permanentes del FMI en el país, o son ciegos o favorecen el tipo de juego que hemos venido enunciando. ¿Cómo es posible que no le hayan sugerido al Gobierno gravar los juegos y las apuestas? Nosotros conocemos bastantes países y sólo hemos observado una proliferación de la magnitud existente en la República en España. Ahora bien, en ese país los vendedores de lotería son personas “envejecientes”, ciegas o de algún modo discapacitadas. Por el contrario, en nuestro país, la mayoría de las bancas son atendidas por atractivas jóvenes con faldas más cortas que su vergüenza. Esto induce, a que cual abeja al panal, hayan siempre merodeando grupos de adolescentes, que además de jugar, tratan también de conquistar a las “banqueras”.

Los propiciadores de los juegos, a la cabeza con el administrador de la Lotería Nacional que garantiza las apuestas que se efectúan en las mismas, son políticos y personas influyentes. Como consecuencia del anunciado “paquetazo”, los panaderos subieron el precio del pan, en los colmados subieron la leche y así sucesivamente van a ir subiendo todos los productos, hasta que este pueblo hastiado diga, como el extinto Viriato Fiallo ¡Basta ya! Y los que ayer gozaron de popularidad y de distinción, pasarán a ser repudiados y hasta odiados. Las actuales autoridades y los encumbrados y prepotentes funcionarios deben ser advertidos que están jugando con candela y como cualquier hijo del vecino, se pueden quemar. Sólo hay que ver lo que ha sucedido en otros países del hemisferio para que les sirva de experiencia. Los populares de ayer, son los desprestigiados de hoy. Al que le sirva el “flú”, que se lo ponga, para que después no alegue ignorancia.

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